La primaria es, aparentemente, como la vida misma: al principio es divertida, pero después de un tiempo se pone dura y nos deja hechos polvo. O al menos así lo hizo parecer Lucie, de cinco años, después de su primer día de clases en el condado de East Renfrewshire, en Escocia.
Jillian, su mamá, le puso el uniforme limpio y planchado, sus zapatos boleados, una impecable corbata y la peinó con un gran moño. Pero esa última imagen inmaculada que la mujer vio al dejar a su hija en la escuela dista mucho de cómo regresó.
Después de un largo día de aprendizaje y diversión con sus nuevas amigas, Lucie volvió a casa despeinada, con las calcetas abajo, el suéter a medio brazo y la expresión de su rostro lo decía todo: había tenido una mañana agitada.
Cuando su mamá quiso saber qué tanto hizo en la escuela para terminar con ese aspecto, la niña solo dijo: “no mucho”. Así que nunca sabremos si corrió una maratón, si huyó de un tornado o si salvó al mundo y derrotó a los villanos.
La comparación entre ambas imágenes divirtió mucho a Jill, por lo que decidió mandarlas al diario local Barrhead News y los usuarios de Facebook se sintieron identificados. Entre ellos hubo una maestra que dijo que ella también terminaba así después de un agotador día de trabajo.