Muchos hombres creen que hacer feliz a una mujer es lo más difícil del mundo, porque somos “indescifrables”. Pero Brandon Sillings resolvió el código y supo cómo se llega al corazón de una mujer.
Un día, mientras su esposa estaba en el trabajo, le mandó las fotos sexis que todas quisiéramos recibir en nuestro celular. No, no le envió selfies sin camisa ¡sino haciendo el quehacer! Definitivamente su mujer es la más afortunada del mundo.