Cuando se trata de hacer que un mensaje sea claro en otro idioma, lo primero que viene a nuestra mente es usar los traductores que encontramos en Internet, sin imaginar que nos pueden jugar una mala pasada o que ellos no entienden el sentido con el que queremos expresarnos.
Los errores más comunes en ese tipo de traducciones los encontramos en sitios turísticos o en espacios en los que necesitamos prohibir o avisar de algo a los visitantes. Checa a qué nos referimos: