Cuando éramos pequeñas, enfermarnos y faltar a la escuela se sentía como unas vacaciones: nuestras mamás nos consentían, nos quedábamos acostadas viendo televisión y, sin importar nuestras dolencias, era genial no ir a clases para salvarnos, aunque fuera un día, de los deberes.
La pequeña Lily Schooley, de seis años, quería un día de libertad y evitar su examen de ortografía, por lo que tuvo una loca idea a prueba de fallas (o al menos así lo creía ella): ¡fingió estar enferma de varicela!
La idea se le ocurrió después de ver un video en YouTube llamado 10 maneras de faltar a la escuela y de recordar que algunos de sus compañeros no fueran a clase porque habían contraído la enfermedad. ¡Era la excusa perfecta!
Lily tenía todo fríamente calculado: le pidió un plumón rojo a su mamá porque “tenía tarea que hacer” y 10 minutos después estaba “misteriosamente” enferma. Pero la pequeña no contaba con que el plumón que le prestó su mamá era permanente y, que como ella ya había contraído la enfermedad en el pasado, era imposible que la volviera a tener.
Duró cuatro días con las manchas
Sus papás le siguieron el juego y se prepararon para llevarla con el doctor, pero Lily no tenía planes de ir a la escuela ni a consulta, así que corrió al baño para lavarse el cuerpo y demostrar que todo era mentira, ¡pero los puntitos rojos no desaparecieron!
Al día siguiente tuvimos que enviarla con una carta para aclarar que las manchas no eran reales, pero no podíamos deshacernos de ellas. Usamos gel de baño, jabón, agua caliente, aceite de bebé, toallitas con alcohol… Creo que fue la laca para el cabello la que eliminó el plumón después de cuatro días.
El plan no salió como quería y al final, además de durar cuatro días con los puntos rojos en todo el cuerpo, tuvo que presentar su examen. ¡Sin duda los niños son muy ocurrentes!