Todo comienza con pequeños dolores de cabeza, cierras y abres los ojos para poder enfocar algo a la distancia o por las noches descubres que las luces te deslumbran y no te dejan ver; así que tu madre te dice: “creo que necesitas lentes”. Cuando todavía eres niña, no sabes lo que eso significa.
Comienza un calvario para poder acostumbrarte, pues además de los síntomas físicos, la gente no te deja olvidar que eres un nuevo miembro del famoso “club de los cuatro ojos”. Por eso, estas son algunas situaciones que seguro viviste si comenzaste a utilizar anteojos cuando eras muy pequeña.
1. La primera vez que fuiste a la escuela con lentes
Todos se te quedaron viendo y te preguntaron qué se sentía.
2. Y te pedían que les prestaras tus anteojos
Nunca faltaba el comentario sobre tu ceguera extrema.
3. Cuando los perdiste por primera vez
La adrenalina de tener que decirle a tu madre lo que pasó.
4. O cuando se quebraban mientras jugabas
Y tenías que ponerle un poco de cinta, lo cual hacía que se vieran peor.
5. Cuando iniciaban los apodos
La gente debería buscar algo qué hacer.
6. Tenías que estar al frente del salón
Y por supuesto tus compañeros pensaban que eras una orgullosa ñoña.
7. Copiar un examen era imposible
Nunca alcanzaste a ver las respuestas de tus compañeros.
8. Correr no era tan fácil
Siempre tenías que ir sujetando los anteojos con las manos para que no resbalaran.
9. Y era peor si comenzaba a llover
Se empañaban y no permitían que vieras nada.
10. Ir al cine era un tormento
Y más si la película era en 3D.
11. No puedes usar lentes de sol
Porque no puedes ver nada, pero entonces no te cubres de la luz intensa y de todos modos no puedes ver.
12. Cuando olvidabas los lentes
Todo el día tenías que entrecerrar los párpados para poder decodificar lo que escribía el maestro en el pizarrón.
13. Cuando te los quitabas
Y la gente te decía que te veías más linda sin ellos, pero tú no lo sabías porque no podías verte en el espejo sin los lentes.
14. Cuando querías descansar de ellos
Y confundías ardillas con ratas.
15. Cuando olvidabas dónde estaban
Y muchas veces los traías puestos.