No importa si has nacido el primero o el 31, si tu cumpleaños es en diciembre debes comprender que también nació Jesús, por lo que nunca podrás declararlo como “el mes de tu cumpleaños”; y a eso le sumamos otras festividades como Acción de Gracias (para quienes lo celebren), Hanukkah y Año Nuevo, dependiendo del país en el que vivas.
Aunque para muchos estas fechas sean momentos de relajación, para ti es lo peor que puede ocurrir en el año, pues tu cumpleaños pasa a segundo plano convirtiéndose en una festividad inexistente a la que poco a poco te has acostumbrado.
1. Nadie puede ir a tu fiesta
Todos están ocupados mientras tú organizas tu fiesta. Al final terminas celebrando junto a tu familia como cada año.
2. No existen los dobles regalos
Por alguna razón todos creen que pueden cubrir la cuota de regalos navideños y de cumpleaños con un solo obsequio.
3. Y si alguien te da uno…
Está envuelto con papel navideño.
4. La decoración de tu fiesta es totalmente navideña
Esferas, luces y pinos por todos lados.
5. Tienes que soportar las frases de tus tías
Hay frases que llevas soportando toda la vida: “pues que mala Nochebuena le diste a tu madre”, “qué raro que no te pusieran de nombre Chuyita”, “no te podías haber esperado a las campanadas”…
6. Recibes cientos de tarjetas navideñas
Como cada año. Las musicales se han vuelto tus favoritas.
7. Te has acostumbrado a vivir en un segundo plano
Siempre serán más importantes Navidad y Año Nuevo que tu cumpleaños.
8. Has deseado no haber nacido
En realidad solo has deseado haber nacido en otro mes.
9. Aprendiste a no ilusionarte demasiado
Convirtiéndote en un adulto racional, pero también en una persona triste varada en la existencia del ser humano.
10. No puedes hacer planes
Tus amigos salen de viaje o están de visita con su familia.
11. ¡Feliz Navidad! ¡Ah! Feliz cumpleaños también…
En el día de tu cumpleaños escuchas más “feliz Navidad” que “feliz cumpleaños”. En el único día del año en que deberías ser homenajeada, Papá Noel se convierte en el centro de atención.
12. Esperas que el próximo año sea diferente
Aunque en tu interior sabes que esto jamás sucederá.
13. Odias que te feliciten y luego te pregunten por la Navidad
Cada año es lo mismo. Siempre te preguntarán dónde vas a pasar Navidad y Año Nuevo.
14. Te has acostumbrado a que olviden tu cumpleaños
Incluso tú has llegado a olvidarlo por unos instantes
15. Te has convertido en un Grinch
El hecho de que todos olviden tu cumpleaños te ha hecho odiar la Navidad.