Aunque es cierto que el amor de mamá es el más puro que podremos tener en nuestra vida, tenemos que admitir que el de la abuela no se queda atrás, pues son ese ser de luz que pasa cada día amándonos, cuidándonos y contando historias extraordinarias solo para ver una sonrisa en nuestro rostro.
Las abuelas son tan importantes en la vida de un pequeño como lo es su propia madre, pues nadie más que ellas entiende cómo cuidar y apapachar a un hijo.
Las abuelas son ángeles que nos cuidan como una madre
Antes de que el bebé y la mamá lleguen a casa después del hospital, ya hay una persona ahí esperando impaciente, preparando la habitación y creando un ambiente de paz y soporte para ambos. Esa persona no es papá, ni el vecino y mucho menos un familiar lejano, es la abuela.
Desde el momento en que ella sabe que venimos en camino se encarga de cuidarnos y una vez que estamos a su lado, su amor es infinito. Al igual que mamá, ellas aman pasar cada noche besándonos, cuidándonos, contándonos cuentos, preparando leche y cambiando pañales, después de todo, ellas son las únicas que conocen muy bien el sentimiento de ser madres.
Conforme vamos creciendo, disfrutan a nuestro lado los paseos por el parque mientras empujan la carriola y nos describen el paisaje. Aman cocinar para alimentarnos y siempre están pendientes de cada llanto y capricho. Mamá no debe de saberlo, pero ellas están diseñadas para consentirnos y mimarnos, no para educarnos.
Quizá lo que mamá considera rutinario para las abuelas es un regalo maravilloso y una oportunidad más que les concede la vida para volver a experimentar la felicidad de cuidar a un nuevo ser, que esta vez ha sido creado por las personas que más ama: sus propios hijos.
Para las abuelas no hay tiempo para discusiones, dolores o llantos, solo para amar y por eso invierten cada segundo de su tiempo en dar palabras de aliento, abrazos y de compartir experiencias. Indudablemente, las abuelas son esos hermosos ángeles que llegaron a nosotras para hacernos mejores. Su amor es incomparable, el más puro, sincero y reconfortante que podemos tener. Por esta razón debemos valorar cada segundo a su lado. Si aún puedes, abraza a tu abuela y dile cada día lo mucho que la amas.