Dicen que si eliges un trabajo que te guste, no tendrás que trabajar ni un día de tu vida. Sin embargo, en muchas ocasiones, aquello que nos apasiona no puede ser nuestro trabajo principal, es decir, no podemos vivir de ello.
Esto no quiere decir que debamos dejar lo que nos guste de lado, al contrario, podemos aprovechar nuestras circunstancias para dedicarle suficiente tiempo a ambas actividades, y nuestro trabajo puede servirnos para financiar las actividades que realmente nos gusta hacer. Ese es el caso de Erivaldo Alencar, un vendedor que además es poeta.
Amor por la literatura
Erivaldo Alencar es un hombre de 72 años que ha vendido paletas y helados por casi 20 años. Además de su oficio como vendedor, Erivaldo es escritor de poesía. Ha escrito 17 libros de poesía, 75 cordéis (folletos literarios populares) y más de 2800 poemas que publica en su blog.
Comenzó a escribir en 1998 y hoy en día es una pasión tan grande que no sale de su casa sin papel y pluma, listo para plasmar sus ideas en el momento preciso en que le llegue la inspiración.
Estoy en el trabajo o caminando por la calle. En el autobús, viajando. No importa. Cuando llega la inspiración, siento ese toque. Entonces ya tengo el bolígrafo y una hoja de papel. Tengo que aprovechar, porque de repente se va la inspiración y para que vuelva, a veces se tarda un rato.
Toda una historia de vida
Erivaldo trabajó en el campo desde su infancia. A los cinco años, ya cuidaba al ganado de su familia. Además, a lo largo de su vida, se mudó en muchas ocasiones debido a las oportunidades de trabajo que encontraba y en un punto de su vida incluso puso un taller de electrónica. Desde 2002 se dedica a la venta de paletas, ya que su edad y condición física ya no le permiten realizar trabajos de campo, que son muy físicamente demandantes.
La vena artística la heredó de su padre, quien fue un cantante de viola. Pero la historia de cómo Erivaldo descubrió su amor por la literatura es algo inusual, ya que fue por una decepción con el deporte, pues fundó la Liga Acopiarense de fútbol y fue presidente de esta por tres años.
Me comprometí con Dios para que me mostrara una forma de vivir. No por el factor económico, sino porque me resultó difícil dejar de lado el deporte. Le pedí que me diera algo para vivir tranquilamente.
“Todo artista quiere ser reconocido”
A pesar de que las ganancias que percibe por la venta de paletas no son muy grandes, se las ingenia para hacerlas rendir, y él mismo ha financiado la publicación de sus libros. Sueña con algún día poder dedicarse a la escritura de tiempo completo y que una editorial publique sus poemas.
Todo artista tiene el deseo de ser reconocido, quiere la garantía de poder decir que es escritor. Con mi libro ya publicado, cualquiera podrá leer mi trabajo. Esto me emociona mucho.
Un abogado especializado en derecho editorial llamado Raúl Ribeira lo asesoró para la publicación de su primer libro, Coquetel de Poesia. El abogado dio la siguiente declaración acerca de Erivaldo.
Además de elevarlo como artista, queremos recordarle su valor como hombre sencillo, luchador y con un corazón de gigante, que siempre dio la bienvenida a todos.