Si convives con tus abuelos sabes de sobra que son muy tradicionalistas y aman hacer las cosas por sí mismos, aunque esto les comience a pesar debido a su avanzada edad, pero cuando tienen todos los ánimos nadie los detiene e inclusive se emplean a sí mismos para vender lo que han hecho.
Así pasó con Ramón Rojas, un abuelito de 70 años de edad, quien es un artista con la madera, pues crea mueblecitos en tamaño miniatura que pueden ser juguetes o adornos e inmobiliaria de tamaño real; sin embargo, y aunque no debiese ser así, con el paso del tiempo ya no se aprecia de igual forma el trabajo que algunas personas realizan con este material.
Sabe practicar un oficio muy bonito
Don Ramón es originario de Chilpancingo, Guerrero, México, y suele ubicarse a las afueras del zoológico de la ciudad. Desde los 35 años aprendió carpintería y fue desde entonces que no solo se enamoró de su oficio, sino que supo que era una opción para mantener a su familia.
Su trabajo es muy detallado, más aún en el que él se especializó, inspirado por sus hijas, a quienes durante su infancia les construyó juguetes de madera. Le encanta fabricarlos y, a pesar de que el proceso de elaboración pueda ser complicado y en ocasiones doloroso, ya que llega a cortarse o lastimarse sus manos, disfruta de ello.
Algo no funcionaba y él no sabía qué era
A pesar de que don Ramón creara piezas especiales y muy lindas, la realidad es que las ventas habían bajado de una manera asombrosa, cosa que realmente le angustiaba, pues de estas él cubre los gastos de su hogar; sin embargo, nunca se rindió y día con día continuaba poniendo su puesto en las afueras del zoológico en espera de que alguien comprara alguno de los juguetes.
Las cosas buenas suceden de repente
Gracias a la perseverancia de don Ramón, uno de esos días Fernando Valles, un joven que transitaba por el lugar, lo vio solo y algo triste a un lado de sus artesanías, por lo que no perdió el tiempo y se acercó a platicar un poco con él.
De manera rápida supo lo que sucedía y con la mejor voluntad el chico tomó algunas fotografías del trabajo que él realizaba, y le dijo que daría a conocer su trabajo. Don Ramón no solo se lo agradeció, sino que además le aseguró que en cada uno de sus productos había un poco de amor que él dejaba en ellos, pues realmente le fascina lo que hace y desea que más personas puedan disfrutar de sus juguetes.
El internet hizo su magia
Fernando publicó las fotografías en su perfil de Facebook y fue así como cientos de personas conocieron las hermosas creaciones de don Ramón, y es que además de un trabajo pulcro y lindo, los precios son muy accesibles.
Fue así como las personas hicieron sus pedidos y de manera asombrosa comenzó a tener pedidos desde Estados Unidos, por lo que este lindo abuelito no solo vendió todo lo que tenía ya hecho sino que además comenzó a tener pedidos especiales.
¡Gracias, Fernando, y muchas bendiciones a don Ramón por su gran esfuerzo!