Los abuelos son lo mejor que nos puede pasar en la vida, ya que se convierten en nuestros ángeles guardianes. Incluso, cuando nuestros padres están molestos con nosotros, los abuelos siempre estarán ahí para ofrecernos un amor incondicional sin comparación, aún cuando nuestros padres faltan.
Pero doña María Paula y su esposo Esnildo, una pareja de abuelos de Vila da Glória, en Sao Francisco do Sul, Brasil, han llevo ese amor a otro nivel, ya que después de que su hija muriera de forma terrible el pasado mes de mayo, ellos se hicieron cargo de sus tres nietos, de uno, cinco y siete años de edad, respectivamente.
Su hijo adolescente les ayuda a cuidarlos
Con la ayuda de su hijo de 17 años, María Paula y Esnildo se hacen cargo de sus nietos a pesar de que ambos sobrepasan los 60 años de edad, responsabilidad que no ha sido fácil durante los últimos meses debido a la pandemia de Covid-19. Para mantener a la gran familia, estos abuelitos venden cestas tejidas que ellos mismos fabrican con materiales que consiguen del bosque cercano a su casa, mismas que llevan al centro de la ciudad con la ayuda de un viejo carretón tirado por un caballo.
Doña María se ha esforzado por hacerse responsable de sus nietos, ya que si bien su hijo le ayuda a cuidarlos mientras ellos venden, él sufre de epilepsia y debido al tratamiento constante no puede ayudar a sus padres con las canastas o a trabajar de alguna otra forma. Además, cada día que pasa, el recordatorio constante de la muerte de su hija se hace presente cuando sus nietos le preguntan por ella.
Ellos tratan de ser fuertes y matenerlos
Trato de no llorar frente a ellos, lo hago muy poco. La niña de siete años es la que más pregunta por su mamá, la que más la extraña. Pero no renunciaré a mis nietos, es una forma de seguir con los sueños de mi hija que ya no está con nosotros.
—María Paula
El sitio Razões Para Acreditar ha lanzado una campaña en línea para recaudar dinero y ayudar a esta familia que tanto lo necesita. Una de las metas es poder comprar un auto y terminar la construcción de la casa donde viven, para que así puedan seguir con sus planes de venta y salir adelante.