Cuando amas a alguien y unes tu vida a esa persona esperas que sea para siempre, y “hasta que la muerte nos separe” se vuelve una promesa y hay quienes logran cumplirla. También están aquellos a los que ni siquiera la muerte logra separar, como Norma y Francis Platell, que después de 70 años se fueron igual que vivieron: juntos.
Cuando los problemas de salud de ambos les impidieron cuidar de sí mismos, se fueron a vivir al hogar Mercy Care, en un cuarto con camas conjuntas. Norma tenía Alzheimer y Francis sufría constantes caídas, pero la enfermedad no los limitó para disfrutar su compañía: comían juntos, veían televisión tomados de la mano y a ella le gustaba dormir en el hombro de su esposo.
Pero lo inevitable llegó y a pesar de que Norma había perdido el habla a causa de su enfermedad, logró articular sus últimas palabras: “mi esposo”.
Mamá estaba respirando inusualmente. Papá estaba inquieto. Así que la enfermera regresó diez minutos después para revisarlos. En esos breves minutos, ambos habían fallecido. Pacíficamente juntos. Como hubieran querido.
Cuando se conocieron, Francis tenía 20 años y jamás hubiera imaginado que Norma sería su amor para toda la vida, mucho menos que se irían de este mundo juntos y tomados de la mano como señal del profundo amor que compartieron durante 70 años.