En un tiempo en el que vemos cada día a más parejas separarse al poco tiempo de comenzar una vida juntos, tal vez una de las sensaciones más reconfortantes y conmovedoras es ver a una pareja de ancianos tomarse de la mano hasta en el último momento.
Después de pasar tantos años juntos, las parejas que han compartido toda una vida llena de experiencias de todo tipo crean un lazo irrompible y una comprensión del otro que sobrepasa toda lógica, como el que une a Ed y Floreen Hale.
Una usuaria de la red social Reddit subió una dulce imagen que mostraba a un par de ancianos sosteniendo su mano a través de dos camas. La chica comentó que eran sus abuelos, ella de 96 años y él de 100, y que la imagen fue tomada unas horas antes de que ella falleciera, después de 77 años de matrimonio.
La pérdida de un ser querido es difícil en cualquier circunstancia, pero cuando se trata de la persona con quién se ha compartido la mayor parte de la vida debe ser desgarrador. Es una de esas historias que dejan un sabor agridulce, a gozo por los años compartidos y a dolor por la inevitable despedida.
Algunas parejas se encuentran unidas por un lazo tan fuerte que cuando uno de los dos muere, a los pocos días, incluso horas, le sigue su pareja, en lo que llaman el síndrome del corazón roto. Como Noah y Allie en Diario de una pasión, la pena de perder a un ser amado o que su estado de salud sea delicado, puede causar síntomas físicos.
Un ejemplo de la vida real es el de Cindy y Jim Minnini. Cuando a Jim le dieron el diagnóstico de cáncer terminal, su esposa Cindy estaba tan cansada y preocupada por la salud de su marido que le dio un ataque al corazón y tuvieron que hospitalizarlos por separado.
Después de muchos trámites y una espera que pareció eterna, pudieron negociar que trasladaran a Cindy al mismo hospital para que cuando Jim se encontrara en los momentos finales de su vida, ella pudiera estar a su lado y tomar su mano mientras él dejaba este plano.
Pero no todo es tristeza o melancolía. John y Bernice Mullins se encontraban hospitalizados, lado a lado, para reconfortarse mutuamente y mantener la esperanza mientras vivieran, a pesar de las difíciles condiciones.
Ambos se tomaban de la mano, a la espera del momento final; y cuál sería su sorpresa que a los pocos días fueron dados de alta y regresaron a su hogar, en donde contra todo pronóstico, pudieron disfrutar juntos un mes más, en compañía de su familia. Esto es una prueba más de que el amor realmente puede hacer milagros en nuestra vida.