El 22 de febrero de 2016, las jóvenes argentinas de nombres Marina Menegazzo, de 21 años; y María José Coni, de 22 años, se encontraban de vacaciones en Ecuador el día que dos hombres las atacaron y golpearon hasta la muerte. La noticia impactó en redes sociales, pero no fue hasta que Guadalupe Acosta, joven universitaria y amante escritora, defendió en una carta el espíritu de estas jóvenes víctimas, buscando cambiar la manera en que se les ha juzgado, como a muchas otras mujeres en el pasado, por el hecho de ser mujer y un blanco fácil de ataque.
“Una combinación de sentimientos tuve cuando leí la noticia, entre coraje y tristeza, porque yo también estoy cansada de caminar con miedo a mi casa, sólo porque soy mujer”.
Aquí dejamos la conmovedora carta de Guadalupe Acosta, esperando logre dejar un momento para reflexión y que la muerte de estas inocentes chicas no se olvide jamás.
“Me negué a que me tocaran…”
“Me negué a que me tocaran y con un palo me reventaron el cráneo. Me metieron una cuchillada y me dejaron para que muriera desangrada. Cual desperdicio, me metieron en una bolsa de polietileno negro, enrollada con cinta de embalar y fui arrojada a una playa, donde horas más tarde me encontraron.
“Peor que la muerte, fue la humillación…”
“Pero peor que la muerte, fue la humillación que vino después. Desde el momento que tuvieron mi cuerpo inerte nadie se preguntó dónde estaba el hijo de puta que acabó con mis sueños, mis esperanzas, mi vida. No, más bien empezaron a hacerme preguntas inútiles.
A mí, ¿Se imaginan? Una muerta, que no puede hablar, que no puede defenderse: ‘¿qué ropa tenías?’, ‘¿por qué andabas sola?’, ‘¿cómo una mujer va a viajar sin compañía?’ Te metiste en un barrio peligroso, ¿qué esperabas?'”
“Por ser independiente y tener alas…”
“Cuestionaron a mis padres, por darme alas, por dejar que sea independiente, como cualquier ser humano. Les dijeron que seguro andábamos drogadas y lo buscamos, que algo hicimos, que ellos deberían habernos tenido vigiladas”.
“Y sólo muerta entendí que no, que para el mundo yo no soy igual a un hombre. Que morir fue mi culpa, que siempre va a ser. Mientras que si el titular rezaba fueron muertos dos jóvenes viajeros, la gentes estaría comentando sus condolencias y con su falso e hipócrita discurso de doble moral, pedirían pena mayor para los asesinos”.
“Pero al ser mujer, se minimiza. Se vuelve menos grave, porque claro, YO me lo busqué. Haciendo lo que yo quería encontré mi merecido por no ser sumisa, por no querer quedarme en mi casa, por invertir mi propio dinero en mis sueños. Por eso y mucho más, me condenaron”.
“Y me apené, porque yo ya no estoy acá. Pero vos si estás. Y eres mujer. Y tienes que aguantarte que te sigan restregando el mismo discurso de ‘hacerte respetar’, de que es tu culpa que te griten que te quieran tocar/lamer/chupar alguno de tus genitales en la calle por llevar un short con 40 grados de calor, de que si tú viajas sola eres una ‘loca’ y muy seguramente si te pasó algo, si pisotearon tus derechos, tú te lo buscaste”.
“Pido por mí y por todas las mujeres…”
“Te pido que por mí y por todas las mujeres a quienes nos callaron, nos silenciaron, nos cagaron la vida y los sueños, levantes la voz. Vamos a pelear, yo a tu lado, en espíritu, y te prometo que un día vamos a ser tantas, que no existirán la cantidad de bolsas suficientes para callarnos a todas.”
Aquí la entrevista de CNN a Guadalupe Acosta donde cuenta más sobre su experiencia escribiendo la carta “Ayer me mataron”, y sobre las reacciones que ha tenido la gente después del viral evento.