El 6 de agosto, cuando Abigail Jones nació, sus padres ya sabían que las probabilidades estaban en contra de ella. Entonces llegó un diagnostico aún peor: su pequeño ángel tenía un tumor cerebral que no podía ser operado y probablemente no tenía mucho tiempo de vida. A pesar de que la noticia los destrozó, Erika y Stephen Jones decidieron llenar su corta vida con mucho amor.
Una resonancia magnética realizada después de que Abigail naciera reveló que el tumor había crecido y se pensaba que era agresivo y canceroso. Los médicos han dicho que la quimioterapia probablemente mataría a la bebé, y que una operación no impediría que el tumor volviera a crecer.
Erika y Stephen pensaron que Abigail podría morir un poco después de nacer, pero no lo hizo, y unos días más tarde, con ayuda de la fotógrafa profesional Maria Huszcza, realizaron una sesión de fotos para recordar a la pequeña Abigail.
Erika escribió en un blog dirigido por María, la fotógrafa de la pareja: “Sabíamos que la vida de Abby tenía un propósito, no importa cuán larga o corta fuera”. La pareja primero debió luchar con la noticia de que Abigail iba a nacer con síndrome de Down, pero la noticia del tumor fue una historia diferente. “Nuestros corazones se rompieron y teníamos miedo a lo que estaba por venir”.