Al día de hoy cientos de negocios han cerrado o quebrado debido a que se vieron muy afectados por la contingencia sanitaria que creó la pandemia de Covid-19. Muchos de ellos eran de familias emprendedoras y que con esfuerzo llevaban el ingreso a casa.
Sin embargo, a pesar de que algunos de estos dueños de negocios se vieron en la necesidad de cerrar, hay un par de hermanos que nos dieron una gran lección, pues más allá de solamente preocuparse por ellos, decidieron ver por aquellos que son los más necesitados.
¿De quiénes se trata?
Estos héroes sin capa son un par de hermanos musulmanes: Hamza y Anas Deib, quienes viven en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos, y son propietarios de un restaurante llamado Taheni, cuyas ventas cayeron un 90% con la pandemia y se vieron obligados a cerrar sus puertas.
La situación no les quitó los ánimos
A pesar de que es preocupante no saber cuándo podrán reabrir las puertas de su negocio, estos hermanos no dejaron que la angustia o el miedo los invadiera, por lo que decidieron hacer algo mejor al respecto.
Ellos no eran los únicos afectados, además de que afortunadamente tienen un techo y comida diaria, así que comenzaron a pensar en aquellos que no lo tienen y tomaron la mejor decisión de todas: continuar cocinando y ayudar a quienes más lo necesitan.
No nos sentaremos aquí y simplemente seremos amargados por eso y no haremos nada, haremos lo correcto y saldremos a ver quién necesita comida. No solo vamos a sentarnos y no hacer nada.
—Hamza y Anas Deib
Su restaurante cerró, pero ellos no dejaron de cocinar
Los hermanos comenzaron a cocinar con los recursos que tenían en su restaurante, y después comprando ellos mismos los insumos necesarios para continuar cocinando, de forma que en la primera etapa de esta gran obra entregaban 100 comidas al día en hospitales y departamentos de policía.
Muchos se sumaron a la noble labor
Después de varias ocasiones en que los hermanos acudían personalmente a entregar los platillos a esos lugares, muchas personas comenzaron a interesarse y comenzaron a ayudarles con donativos, de forma que de entregar cien platillos al día ahora entregan mil.
Y no solo eso, en un inicio lo realizaban una vez a la semana, y cuando aquellos que necesitaban comer algo les llegaron a decir que esa comida era su único alimento de la semana, cosa que tocó el corazón de estos amables hombres, pusieron manos a la obra logrando incrementar la entrega de alimentos a mil platillos durante tres días a la semana.
Ayudar es otra forma de querer
En la cultura musulmana se celebra el Ramadán, celebración en la que durante todo un mes la familia se reúne, convive y ora, agradeciendo por todo lo bueno recibido; sin embargo, Hamza y Anas Deib pasaron dicha celebración cocinando para los más necesitados. No quiere decir que no hayan celebrado, pero sin duda alguna fue muy diferente a años pasados.
Gracias al gran alcance que ha recibido cualquier persona de cualquier parte del mundo, se les puede donar la cantidad que guste, así que si deseas ser parte de este gran movimiento da click aquí.