Todos atravesado por duras épocas en las que hemos carecido de una u otra cosa, sobre todo, en el ámbito económico. ¿Quién no se ha quedado con ganas de algo alguna vez? Esto sucede especialmente en la infancia, pues la mayoría deseamos algún juguete que nuestros padres no pudieron regalarnos, y aunque una vez que creces logras comprender la situación, esa pequeña herida siempre quedará en nuestro corazón.
Sin embargo, muchos jóvenes han demostrado que han sanado una que otra herida de la infancia comprándose cosas que nunca pudieron tener. Algo que tal vez para muchos podría parecer ridículo, pero a nivel emocional sí que funciona. Aunque también hay casos en los que son los seres queridos quienes hacen ese regalo especial. Tal como Candelaria Racio, una chica argentina de 25 años a la que sus padres le regalaron un auto de juguete que había querido desde que tenía seis.
Esta bella historia la compartió la misma chica a través de su cuenta de TikTok. En el video se observa que está festejando su cumpleaños junto a sus padres cuando su mamá le pasa un bonito regalo y le pide que lo abra. Seguramente, Candelaria esperaba cualquier cosa menos eso, pero al abrirlo llena de emoción y descubrir que es el carro de Barbie que tanto quiso, no puede aguantar el llanto.
Ser testigos de este momento tan especial emocionó a propios y extraños, pues en los comentarios se pudo leer a varias personas que se conmovieron hasta las lágrimas por tener historias similares, mientras hubo quienes expresaron lo lindo fue ver a su niña interior sanar.
@candelariaraciop6 todo ❤️🩹
El video se volvió viral al lograr que muchos se sintieran identificados con Candelaria y con su genuina y conmovedora reacción. No cabe duda de que por más grandes y maduros que seamos, nuestro niño interior siempre sigue vivo y se manifiesta en lo que a simple vista son las cosas más pequeñas.
Otra cosa que también enterneció a los internautas es el hecho de que sus padres nunca se olvidaron del deseo de su hija y pudieron cumplírselo a pesar de que habáin pasado casi dos décadas desde que se los pidió, comprobando una vez más el inmenso amor de los padres hacia sus hijos. De solo ver a la chica, también nos dieron ganas de llorar al imaginar el montón de diferentes emociones que experimentó al ver su anhelado regalo.