Algunas personas asisten al gimnasio y adoptan un estilo de vida saludable porque se sienten bien consigo mismas, y otras porque les ayuda a mejorar o a encontrar un forma de combatir condiciones médicas que afectan su salud. Hace 4 años, a Tracy Benson, enfermera y madre de 4 hijos, le encontraron un quiste en el cerebro que afectaba severamente su calidad de vida, y un año más tarde se le diagnosticó epilepsia.
Después de que se recuperó de un episodio en el que su condición era crítica y requería asistencia respiratoria, comenzó a tomar un medicamento que a la larga le causó ansiedad y un grado de desgaste mental y físico tan alto, que ni siquiera podía salir de casa por miedo a un ataque epiléptico.
Su ansiedad la llevó a ganar peso y a comer en exceso, por lo que su salud se deterioró más rápido y tocó fondo; esto la hizo buscar ayuda para comenzar a ejercitarse y seguir una alimentación sana acorde a sus necesidades.
Benson inició con terapia y sesiones de entrenamiento en las que desarrolló confianza en sí misma y aprendió a controlar sus problemas de salud. Los beneficios fueron evidentes muy pronto: bajó de peso, los ataques epilépticos disminuyeron y por lo tanto la medicación se redujo, lo que la ayudó a retomar su carrera de enfermera.
Pero esa motivación la hizo plantearse metas más grandes, como participar en carreras de 10 kilómetros y, por qué no, realizar una caminata de 10 días a lo largo de la Muralla China. Después de 6 meses de entrenamiento, Benson recorrió esta maravilla del mundo.
Este año planea recorrer el Camino Inca en Perú, que abarca aproximadamente 43 kilómetros a lo largo de escenarios montañosos, junglas y ruinas sudamericanas.
No cabe duda que cuando hay una intención, se puede lograr hasta lo inimaginable y qué mejor que sea por el bienestar físico, mental y espiritual.