A medida que los pequeños crecen, es importante que lo hagan en un entorno de calidez y ternura para prosperar como individuos felices y plenos mientras aprenden a entablar relaciones interpersonales, en perfecta armonía.
El lugar ideal para ello es la escuela, pues además de fungir como un oasis educativo indispensable para el desarrollo académico y personal de los niños, está destinada a ser un refugio seguro para ellos.
Sin embargo, lamentablemente, el acoso escolar está a la orden del día en prácticamente todas las escuelas del mundo, pero hay quienes le hacen frente con las acciones opuestas, regidas por la amabilidad y la bondad, indispensables para enseñar a los niños el comportamiento positivo que les ayudará a comprender lo que significa ser un buen amigo.
Un gran ejemplo de lo que estos dos valores pueden lograr es la historia de Brody Ridder, de 12 años, quien, recientemente, se graduó de sexto grado, pero no fue tan feliz como el resto de sus compañeros. Sin embargo, su experiencia se transformó en algo positivo debido a la ayuda de los demás.
Según contó Cassandra Ridder, la madre de Brody, a The Guardian, su corazón se partió en pedazos cuando su hijo llegó a casa de la escuela con solo unas pocas firmas en su anuario: las de dos compañeros de clase, dos maestros y la de él mismo:
Espero que hagas más amigos.
– Brody Ridder
Cassandra cuenta que desde que decidió cambiar de escuela a Brody, en quinto grado, para brindarle más apoyo académico, el pequeño ha pasado por muchas cosas, como problemas para hacer amigos y tener que lidiar con el bullying que recibía, constantemente, por parte de sus compañeros:
Brody es bastante extrovertido, es inteligente, se entrega a sí mismo, pero todavía no hace muchos amigos. He trabajado con la escuela para tratar de solucionar la intimidación, las burlas y el acoso que ha habido este año. Hay niños que lo presionaron y lo insultaron.
Aunque la intimidación disminuyó un poco después de que abordó sus preocupaciones con las autoridades de la escuela, en febrero, Cassandra se dio cuenta de que “las burlas continuaban”. Sin embargo, la salud emocional del pequeño Brody empeoró el pasado 24 de mayo, cuando pidió a sus compañeros de clase que firmaran su anuario escolar:
Me dijeron que no. Me entristeció.
La triste experiencia de Brody motivó a Cassandra a compartir una foto de la nota del anuario en el grupo privado de Facebook para padres de familia de la escuela, pues se sentía enojada e impotente y aunque no le pidió permiso a su hijo antes de publicarla, “sabía que él estaría completamente de acuerdo con eso”:
Tratamos de enseñar amabilidad en nuestra familia y no ver ninguna amabilidad de los estudiantes en su clase fue terrible para mí. Brody siempre me ha dicho que quiere ser parte de la solución.
Mi pobre hijo. No parece que esté mejorando. Dos maestros y un total de dos estudiantes escribieron en su anuario. A pesar de que Brody le pidió a todos los niños que lo firmaran. Entonces, Brody se encargó de escribirse a sí mismo. Mi corazón está destrozado.
Aunque Cassandra esperaba que la gente simpatizaría con la situación de su hijo, jamás imaginó la gran cantidad de apoyo que surgió después de su publicación, particularmente, de los estudiantes mayores de la escuela de Brody.
A medida que llegaban docenas de comentarios gentiles, sin conocer a Brody, varios estudiantes mayores, que se enteraron de la publicación por sus padres, dieron un paso al frente para mostrar su apoyo.
Joanna Cooper, de 17 años, recibió un mensaje de texto de su madre con una captura de pantalla de la publicación de Cassandra. Inmediatamente, la estudiante tuvo la gran idea de reunir personas para firmar el anuario de Brody.
Joanna recuerda tener la edad de Brody y la intensa presión que sentía por encajar. La joven asegura que tener firmas en el anuario no solo era sinónimo de popularidad, sino que también significaba “saber que tienes amigos”:
Firmar el anuario de alguien estaba de moda. Simplemente, me dolía el corazón de saber que los demás le dijeran que no y le negaran una firma. Ningún niño debe sentirse así.
Joanna contactó a varios amigos y se pusieron de acuerdo para visitar juntos a Brody en su escuela al día siguiente. Poco sabía ella en ese momento, pero muchos otros estudiantes tenían el mismo plan.
Cuando Simone Lightfoot, también estudiante de la escuela, vio la publicación de Cassandra, su primer pensamiento fue: “Llamaré a algunos de mis amigos y lo firmaremos”. Simone, de 17 años, se sintió identificada con la difícil situación de Brody:
Cuando era más joven, me intimidaban mucho como a él. Si pudiera hacer una pequeña cosa para ayudar a este niño a sentirse un poco mejor, estaría más que dispuesta a hacerlo.
Maya Gregory, una estudiante de octavo grado de la escuela, sintió lo mismo. Ella también fue acosada a la edad de Brody:
Nadie me ayudó cuando estaba en esa situación. Así que quería estar ahí para él.
Reunió a sus amigos, todos los cuales estaban ansiosos por darle a Brody un impulso de confianza. La iniciativa improvisada se extendió por toda la escuela y el 25 de mayo, el día después de que se distribuyeron los anuarios, una multitud de estudiantes mayores entró en el aula de sexto grado de Brody, listos para firmar su anuario.
Aunque al principio se sintió tímido, le “hizo sentir mejor”. Además, Brody agregó que recolectó más de 100 firmas y mensajes de apoyo en su anuario ese día. Pero eso no es todo, pues también consiguió algunos números de teléfono y una bolsa de regalo.
Cassandra espera encabezar una firma de anuarios de toda la escuela el próximo año, para asegurarse de que esto no le suceda a otro niño.
Simplemente, verlo iluminarse, se sintió realmente bien. Fue algo pequeño pero lo hizo muy feliz.
Además, y quizás lo más importante, agregó que sus esfuerzos marcaron un precedente positivo para los estudiantes de la clase de Brody, en particular para aquellos que se negaron a firmar su anuario, pues mientras los estudiantes de último año llenaban las páginas del libro de Brody, varios de sus compañeros de clase se unieron para firmar el anuario del feliz pequeño.