A lo largo de la vida siempre es posible encontrar personas que con el paso del tiempo se convierten en buenas amistades, pero sin duda, una de las relaciones más importantes que tenemos en la vida adulta es con nuestros amigos de la infancia. Entre ellos, destaca siempre una mejor amiga, esa relación fuerte, intensa, inocente y libre de toda envidia.
En la complicidad y honestidad de esa amistad encuentras un vínculo que cuando sobrevive al paso del tiempo, representa la confianza en que los lazos que estrechas con tus seres amados son reales y entrañables. Si conservas a tu mejor amiga desde niña, esto es para ti.
1. Es una conexión con tus raíces
La vida es un cambio constante. Con el tiempo creces, cambias de hábitos, de creencias, de lugares, de gustos. Aun así, cada vez que te encuentras nuevamente con las personas con las que creciste y con quienes compartiste raíces, es como volver nuevamente al hogar, a ese lugar seguro y confortable en el que sabes que, pase lo que pase, todo estará bien.
2. Comparten puntos de vista
Como crecieron en el mismo lugar, por lo general tienen los mismos puntos de referencia y comparten opiniones. Pero además de la clara influencia del entorno, todos de una manera inconsciente buscamos a personas que piensen de forma similar a la nuestra, por lo que en ella tienes a la cómplice perfecta.
3. Te enseña a confiar
Cuando somos pequeños, la confianza se da de forma natural en nuestras relaciones, porque somos receptivos y no actuamos con malicia o resistencia, pero a medida que crecemos nos volvemos más reacios.
Tu mejor amiga te ha ayudado a saber que eres confiable y a asumir la responsabilidad que implica que alguien confíe en ti. Ella formó la base de tus amistades futuras.
4. Nadie te conoce mejor
Conoce perfectamente tus puntos débiles y fuertes, y ha estado el tiempo suficiente para observar cómo te desenvuelves en diversas situaciones. Sabe lo que te motiva y lo que te apaga, valora tus cualidades y ha visto tus fallos, y aún así elige permanecer a tu lado.
5. Sabe cómo aumentar tu autoestima
En tus peores momentos te ha recordado que mereces cosas buenas y eres valiosa, y que también has estado para ella sin importar las circunstancias. Te ama y te acepta de manera total y ese es uno de los mejores regalos que cualquier ser humano puede recibir.
6. Te empuja a salir de tu zona de confort
¿Imaginas una infancia sin una cómplice que te convenciera de lanzarte desde lo alto de esa enorme resbaladilla? La sola idea te aterraba, pero después fuiste la más feliz y te sentiste poderosa. Cada vez que dudas o dejas pasar el tiempo, ahí está ella para convencerte de probar y hacer cosas nuevas.
7. Sus experiencias juntas son completamente diferentes
Puedes tener muchas amistades sólidas y enriquecedoras, pero el simple hecho de haber crecido juntas hace que su vínculo sea totalmente diferente a cualquier otro. Pueden pasar los años y cada vez que se ven es un viaje en el tiempo al momento en el que no había mayor preocupación que divertirse y ser felices.
8. Conoce tus batallas
Desde las materias reprobadas, los castigos familiares, las rupturas amorosas hasta las pérdidas más significativas, tu mejor amiga de la infancia conoce muy bien tus temores más arraigados y ha estado a tu lado en cada una de tus luchas, apoyándote y alentándote cuando más lo necesitabas.
9. Conoce tus dinámicas familiares
Sabe que adoras a tu hermanita y que no hay persona en la que confíes más que tu mamá. O que aunque a veces las cosas con tu papá se pongan tensas, él siempre está para ti. Conoce perfecto a cada miembro de tu familia e incluso ha convivido lo suficiente para ser más que una simple invitada en tu hogar.
10. Es tu amiga y siempre estará ahí
Nadie como ella para hacerte sentir que perteneces a un equipo, que tienes una compañía constante en cada paso que das y que, a pesar del tiempo, las circunstancias e incluso la distancia, en ella tienes una amistad valiosa y verdadera que durará toda la vida.