Dicen que cuando encuentras a la persona indicada, no hay palabras suficientes para expresar lo que sientes por ella; también dicen que el verdadero amor va más allá del paso del tiempo y hay parejas que lo demuestran a la perfección.
La cuenta de Instagram The way we met (cómo nos conocimos), recolecta historias reales de amor, con las que seguramente recobrarás la fe en la humanidad.
1. Se han amado desde que estaban en kínder
Laura y yo nos conocimos en el preescolar. Uno de mis primeros recuerdos de cuando tenía tres años es estar parado frente al salón de clases y decirles a mis compañeros que algún día me iba a casar con ella.
Laura me enseñó a jugar en los columpios, a dibujar colinas y la manera “correcta” de comer queso. Tenemos buenos recuerdos de cómo jugábamos a las escondidillas, nos perseguíamos el uno al otro en el patio de recreo o de que nunca podíamos quedarnos dormidos en la hora de la siesta.
Me enamoré de Laura desde niño y sigo sintiendo lo mismo por ella. Eventualmente, perdimos contacto luego de entrar a la primaria, y así pasaron siete años. Las postales navideñas que nuestras familias se enviaban cada año era la única manera en que podíamos ver cómo íbamos creciendo.
No fue sino hasta la preparatoria que retomamos el contacto. Después de dos semanas de salir, nos hicimos novios.
Continuamos saliendo toda la preparatoria pese a que estudiábamos en colegios distintos. Incluso, mantuvimos una relación a distancia cuando decidimos estudiar la universidad en estados opuestos.
El 23 de mayo de 2015 decidí hacer realidad mi promesa del kínder y le propuse matrimonio a Laura. Lo hice en donde todo inició… En nuestro salón de clases.
2. Ni el tiempo ni la adversidad son más fuertes que el amor
Craig Lyons y Joan se conocieron cuando tenían 14 años de edad. Sin que Joan lo supiera, Craig siempre había estado enamorado de ella.
La he amado desde el momento en que la vi. Yo era demasiado tímido respecto al amor y Joan se había casado anteriormente, ella siempre ha sido única para mí.
Tiempo después de haberse comprometido en matrimonio, Craig fue diagnosticado con etapa 4 de cáncer en el páncreas, su esperanza de vida se redujo a solo nueve meses, la pareja decidió acelerar la fecha de su boda y convertir su gran día en un evento de recaudación de fondos.
En un acto de solidaridad con Craig, y otros afectados por enfermedades terminales, Joan afeitó su cabeza delante de todos los presentes. Su cabello fue donado a Trust, una organización benéfica que hace pelucas para niños con cáncer.
Craig falleció justo antes de Navidad, pero su recuerdo y amor viven dentro del corazón de Joan.
3. El amor siempre está donde menos lo esperas
La primera vez que vi a Eric estaba en el aeropuerto de Los Ángeles. Me dirigía a casa a Austin para visitar a mi familia durante las fiestas. Hicimos contacto con los ojos un par de veces mientras estaba de pie en la línea de seguridad, esperando en la puerta y antes de abordar el avión.
Días después, la mañana de mi vuelo de regreso a LA, estaba con resaca. Si no fuera por mi madre que me despertó y me llevó a rastras al aeropuerto, probablemente habría perdido mi vuelo.
Después de arrastrarme hasta mi asiento en el avión, levanté la vista, y me di cuenta de que Eric estaba sentado justo enfrente de mí, eso me sorprendió demasiado, rápidamente él me reconoció de nuestro vuelo anterior, y me preguntó cómo estaba mi viaje. Continuamos charlando hasta la hora de aterrizar.
Cuando aterrizamos en Los Ángeles, se ofreció a llevarme a casa. Terminamos cenando juntos esa noche. Al día siguiente fuimos al cine, y nos vimos el día después de la víspera de Año Nuevo. Ahora tenemos cuatro años viviendo juntos en Venecia al lado de nuestra mascota.
4. Jamás cierres tu corazón al amor
Mi historia comienza en África durante mi servicio para el Cuerpo de Paz de los Estados Unidos. Había sido severamente golpeada y violada en la ciudad de Namibia. En medio de una autoreflexión y la reparación, decidí viajar a otro país y continuar mi servicio, en ese momento yo no sabía que el hombre de mis sueños estaría esperándome en Tanzania.
Christopher también es voluntario en el Cuerpo de Paz. Él tenía una gran pasión por la música, y yo estaba buscando a alguien que me acompañara a un festival en la frontera de Zambia y Zimbabwe. Inexplicablemente Christopher era la única persona entre 200 voluntarios de su grupo que tenía previsto asistir, así que nos pusimos de acuerdo y salimos rumbo al festival.
Una semana más tarde, nos encontramos en una fiesta de Halloween en la capital, Dodoma. Hablamos todo el fin de semana acerca de lo que nos importa más: espiritualidad, filosofía, pasiones y aficiones. Era obvio que esto era algo especial.
Sin un solo intercambio físico de afecto volvimos a lados opuestos del país. Sin embargo, no teníamos suficiente el uno del otro y comenzamos a enviarnos mensajes de texto y hablar por teléfono todo el día y la noche.
Luego de unas semanas nos comprometimos a tener una relación estable, sin siquiera habernos besado. Seis meses después de eso, Christopher me propuso matrimonio en la isla de Zanzíbar, y aquí estamos tres años más tarde, más enamorados que nunca.
5. En el amor, nada está dicho
Después de nueve años de estar en una relación con un hombre que se preocupaba mucho por mi, me propuso matrimonio y eventualmente yo dije que sí, aún recuerdo la sensación de alegría.
En ese entonces yo tenía 31 años, y el matrimonio era algo natural. Nunca imagine que 6 meses después, nuestra relación terminaría. Durante la planificación de nuestra boda nos dimos cuenta que el amor se había acabado y la costumbre se había apoderado de nosotros. Así que estuvimos de acuerdo en cancelar nuestra boda y seguir por caminos separados. Nunca supe lo que significa “alma gemela” o lo que sentía estar realmente enamorada de alguien.
Dos años más tarde viaje a Vancouver con dos de mis amigas solteras, tomamos un par de copas y bromeamos sobre cómo sería el esposo perfecto para cada una de nosotras. Bueno, creo que el universo estaba escuchando, porque al final de la noche vi a mi vecino Daniel caminando por la calle.
La energía que había entre nosotros era palpable. Mientras me acercaba a él, mi voz interior gritaba: ‘¿dónde has estado toda mi vida?’. Nos saludamos, conversamos un poco y le di mi número de teléfono.
No me encantó cuando Daniel me hizo esperar una semana entera antes de llamar, pero explicó más tarde que era porque estaba asustado. Él sabía que esto iba a ser algo grande y lo ponía nervioso.
Resulta que Daniel también acababa de terminar una relación de 10 años antes de conocerme, después de que su exesposa lo engañó. La noche que llamó, me invitó a salir y pasamos horas charlando, además bailamos hasta que me quedé dormida en sus brazos. A la mañana siguiente me desperté y oí: ‘bella, ¿qué te gustaría para el desayuno?’. Me dio la clase de atención y afecto que siempre había anhelado.
En nuestro segundo día, dijo: ‘escucha, no tengo ningún interés en ver a nadie más’. Yo estaba muy emocionada. Finalmente encontré mi amor mágico.