Como un reconocimiento por el esfuerzo que realizó para criar sola a su numerosa familia, el medallista panamericano José Alejandro Barrondo entregó la presea de bronce que obtuvo en la prueba de 20 kilómetros de marcha a su madre, quien lo sacó adelante a él y a sus siete hermanos, sin la presencia y respaldo de su padre.
Alejandro empezó a trabajar para ayudar al sostenimiento de su familia a los ocho años, después de que su padre los abandonó. Su madre le compró una caja para lustrar zapatos y así colaboraba con ella en llevar algo de comer a sus hermanos; se dedicó a esta labor hasta cumplir los 15 años, cuando, inspirado por su primo Eirck -marchista ganador de medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012-, decidió comenzar a practicar la disciplina.
Originario de Chiyuc de San Cristóbal Verapaz, Guatemala, el joven hoy de 22 años dijo sentirse “muy agradecido con Dios y, sobre todo, con mi señora madre. Para mí es un honor y un orgullo entregarle la medalla. Ella se ha sacrificado bastante, no solo por mí sino por cada uno de mis hermanos y estoy muy feliz”.
El marchista guatemalteco llegó en la tercera posición en la prueba de 20 kilómetros, detrás del ecuatoriano Brian Pintado y el brasileño Caio Oliveira, subcampeón en la prueba mundial de marcha, quien amablemente le manifestó su reconocimiento al joven deportista y lo instó a seguirse preparando para el futuro.
José Alejandro Barrondo declaró que admira mucho a su primo Erick, pero haber obtenido la presea de bronce en los Juegos Panamericanos le permite destacar por sí mismo y ganarse un lugar por mérito propio:
He trabajado bastante fuerte para salir adelante, para marcar diferencia, no por querer ser superior a nadie.
José Alejandro continuará con su intensa preparación con la conducción de Julio Urías, a fin de estar presente en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio en 2020.