Debido a la pandemia de Covid-19, miles de estudiantes y profesores alrededor del mundo tuvieron que adaptarse a una nueva modalidad de estudio: las clases en línea. De un día para otro los hogares se convirtieron en aulas y los maestros tuvieron que enseñar a través de una pantalla de computadora; sin embargo, para este maestro todo fue diferente.
Wil Loesel es maestro en la Escuela Intermedia de Albemarle Road, de Estados Unidos, y antes de que se decretara la cuarentena fue diagnosticado con linfoma de Hodgkin en etapa IV y fue hospitalizado, y es desde ahí que comenzó a dar clases a sus alumnos, pues no quería dejar a los niños sin educación.
Wil encontró su rumbo en la docencia
Cuando cumplió 40 años no se sentía bien trabajando en una empresa, constantemente se preguntaba qué estaba haciendo todos los días que fuera significativo o que ayude a las personas; sin embargo, su respuesta no fue nada clara, solo repetía lo mismo todo el tiempo y ya estaba totalmente cansado de la situación.
Mientras buscaba nuevos trabajos encontró a Teach For America, una organización sin fines de lucro que ubica a maestros en escuelas de bajos ingresos para que ayuden a educar a estudiantes que no tienen las mismas oportunidades que otros. Después de pasar todas las pruebas le asignaron la escuela secundaria Albemarle Road y empezó a enseñar en agosto de 2019.
Es un maestro ejemplar
Logró dar clase a 117 alumnos con los que formó una excelente relación, finalmente sintió que estaba haciendo algo diferente con su vida, pero a principios de 2020 empezó a sentirse enfermo. Después de varios estudios y exploraciones descubrió que tenía un linfoma de Hodgkin y tuvo que ser hospitalizado para recibir un tratamiento agresivo.
Días después la cuarentena fue decretada y las escuelas cambiaron el método de educación; fue entonces que él también tuvo que adaptarse a su nueva manera de trabajar: enseñar desde una habitación de hospital.
No quiere que sus alumnos dejen de estudiar
Las personas siempre le preguntan cómo puede seguir enseñando a pesar de estar enfermo y recibiendo un tratamiento de quimioterapia, y esto fue lo que explicó durante una entrevista:
Yo digo, ‘este soy yo’. Pasé tanto tiempo construyendo confianza con estos niños en los últimos seis meses y ahora todos se están volviendo locos porque no saben lo que sucede, e imagínenme desapareciendo durante estas últimas semanas. Eso sería una locura.
Puedo ver sus caras y emociones. Cuando hago quimioterapia estoy en el hospital cuatro días seguidos, así que puedo hablar con los niños unas horas y recibir mi tratamiento. Los niños son geniales, me siento muy afortunado.
Sin duda el mundo necesita más maestros que se sientan comprometidos con su labor y que aún en la distancia luchen para que los niños continúen recibiendo educación.