Todas alguna vez nos hemos encontrado en una situación así, en un relación tóxica. Probablemente recuerdes la primera vez que lo viste, lo que llevaba puesto, lo que tú llevabas puesto: cada detalle, hasta el más insignificante. La atracción entre tú y él es palpable; es algo magnético. El mundo se detiene cuando estás cerca de él. Te sientes viva. Brillas, y te rindes completamente ante él. Te enamoras y de repente todo se ilumina. Pero la magia no dura por mucho tiempo. Las cosas empiezan a voltearse. Los fuegos artificiales se queman, dejándote abrasada y confundida.
¿Cómo la persona que tanto quieres puede tener en él bien y mal; lo hermoso pero también lo feo? Es la única persona que te hace sentir todo eso: te hace ser feliz al grado que tu estado de ánimo comienza a depender totalmente de él; pero también te sientes atrapada, completamente desnuda. Te odias a ti misma por sentir que no puedes vivir sin él, pero simplemente es algo que no puedes evitar. Porque cuando las cosas están bien, todo es hermoso: lo más cercano a la perfección que existe en el mundo. Pero cuando están mal, es la cosa más horrible. La situación te deja confundida y enojada. Absorbe toda la felicidad que hay entre ustedes.
Todo el mundo te dice que tienes que dejarlo —tú estás de acuerdo. Sabes que estás en una montaña rusa que no te hace bien y que esa persona no es buena para ti, así que por un tiempo te mantienes alejada. Intentas luchar contra la atracción tan fuerte que sigue presente. Das una buena pelea. Pero tu corazón duele, y tu cuerpo también siente dolor físico. Tras alejarte de él enfrentas un duelo horrible. Tratas de luchar contra lo que sientes, pero simplemente no puedes. Es una atracción que sólo pueden entender aquellos que la han experimentado.
Llegas al punto en el que no te importan las consecuencias, sólo sabes que necesitas estar al lado de esa persona. Así que decides regresar.
La primera vez que estás con él de nuevo es emocionante. El dolor y la rabia que sentiste cuando se separaron, actúa como un afrodisíaco que alimenta su pasión aún más. Sabes muy bien que esta felicidad no durará por mucho tiempo, pero no te importa. Cada vez que regresas con ese amor tóxico, esperas que sea mejor. Te haces creer a ti misma que esta vez será diferente. Que no te hará daño de nuevo. Que es imposible que lo haga. Y, por un tiempo, todo es felicidad. Hasta que las cosas vuelven a ponerse mal, y caes de nuevo en un circulo vicioso de altibajos, de felicidad y dolor.
¿Por qué te quedas? Porque en el fondo, tienes la esperanza de que las cosas puedan cambiar. Eres inteligente, y crees que puedes trabajar duro para que las cosas funcionen; que puedes aplicar la misma estrategia que usas en todas las áreas de tu vida. Lo quieres tanto que te parece que con una estrategia adecuada pueden solucionar todas sus diferencias.
Pero en algún lugar dentro de ti sabes que cuando estás con una persona tóxica, cualquier tipo de estrategia fracasará. Con el tiempo, la esperanza desaparece y te das cuenta que el final es inevitable, pero se necesita tiempo para llegar allí. Por fin, un día, terminan. No importa lo mucho que lo ames, no puedes perdonarlo más. Sabes que su relación nunca tendrá un final feliz, y lentamente aceptas que no era el tipo de amor que creías, sino uno mucho más oscuro y triste.
Debes saber y aceptar que, no importa lo feliz que una persona puede hacerte, si también saca lo peor de ti, entonces no es una bueno para ti. Cuando alguien es tóxico y te arrastra hacia lo más bajo, te lastimará de nuevo.
No eres débil por caer una y otra vez con una persona tóxica, sin embargo, eres humana. Al final, tu felicidad está en tus manos. Mereces un amor que en realidad te haga ser feliz, no miserable.
Y nunca deberías conformarte con menos de lo que mereces.