Andreas Graf perdió a su esposa debido a una enfermedad cardíaca, justo cuando su hijo Julius fue diagnosticado con leucemia, un tipo de cáncer en la sangre. Debido a ello, para cuidar a su hijo tuvo que tomarse unas vacaciones anuales en la fábrica de ensamblaje en la que trabaja.
Cuando sus días libres se terminaron, y viendo que ya no tenía ni dinero ni quien cuidara del pequeño, sus 650 compañeros trabajaron más 3 mil horas extras que posteriormente le fueron donadas para que pudiese seguir atendiendo a su hijo.
El plan más generoso del mundo
Sin esa ayuda ya me habría quedado sin trabajo, sin dinero y sin esperanzas. Les agradezco mucho todo lo que hacen por mi familia.
Pia Meier, jefa de recursos humanos, dio marcha al plan para reunir horas extras entre todos los empleados de la fábrica y ayudar a Andreas. El resultado es un cúmulo de generosidad y empatía.
Los buenos somos más…
Al principio me quedé sin palabras, no podía decir nada. Lloré frente a mis amigos y me sentí completamente abrumado. No hay una sola persona que no haya donado, en verdad estoy muy agradecido.
Los empleados firmaron un acuerdo y en dos semanas reunieron el regalo más valioso que Andreas podía recibir: tiempo para cuidar a su hijo.
Al final se recaudaron 3,265 horas extras para que Andreas pueda dedicarse a cuidar de Julius por un año y dos meses sin necesidad de ir a trabajar.
El amor lo cura todo
Actualmente Julius se está recuperando lenta pero favorablemente. Tras varias quimioterapias, cuidados, mimos y amor ha recuperado la fuerza y se siente listo para volver a la escuela.
No cabe duda que un gesto amable puede cambiar la vida de quienes nos rodean.