Desde los 13 años, Betsy Ayala fue víctima de bullying por sus kilos de más. La comida era lo único que anestesiaba su ansiedad e inquietud, lo que la llevaba a la frustración constante; por ello prefería comer antes de preocuparse por su apariencia física y aquello se convertía en un círculo vicioso.
Al llegar a la universidad pesaba 95 kilos, y después de dar a luz a su hija Isabella en el 2013, alcanzó los 118 kilos. En esa época no le importaba su aspecto físico pues luchaba contra la depresión postparto, no podía dormir y no tenía ningún deseo de funcionar en absoluto. Pero tenía una recién nacida por quién luchar.
Aunque hizo lo posible para mejorar su salud, lo peor aún estaba por venir; su esposo, con quien mantenía una relación de 14 años, le era infiel con una compañera de trabajo.
“Lo descubrí a través de unos mensajes que leí en su Facebook, donde me llamaban ‘vaca’… Mi mundo entero se vino abajo. Él siempre me decía que me veía bien o trataba de hacerme comer comida chatarra todo el tiempo… Estaba tan devastada cuando leí esos mensajes… Era casi como si me hubiera permitido o quería que me quedara así”.
Ayala no se dejó derrotar por el bullying que le hacían a sus espaldas, canalizo su dolor y decidió hacer un cambio radical en su vida; tomó clases de zumba junto a su hermana, comenzó a correr y levantar pesas, su hermano le sugirió comer mejor e inició una dieta alta en proteínas. Gracias a su esfuerzo, logró bajar 46 kilos y hoy luce totalmente diferente.
“Soy una persona completamente diferente, tanto por dentro como por fuera. Soy más feliz, más segura y más positiva. Sé que soy capaz de mucho y estoy muy contenta de ser un buen ejemplo para mi hija”.
Al poco tiempo abandonó a su esposo, y le concedió el perdón después de un largo tiempo.