La tristeza y la melancolía son dos sentimientos que todas las personas hemos vivido en algún momento de nuestras vidas, justo como la alegría y la felicidad. Sin embargo, cuando una persona en determinado momento sufre de sentimientos severos y prolongados periodos de tristeza que afectan su capacidad para relacionarse con otros o sobrellevar el día, es cuando inicia la depresión.
Esta carta fue escrita por Eleni Pinnow, una profesora de la Universidad de Wisconsin, para asegurarse de que más personas conozcan el sufrimiento que viven las personas con depresión y sus familiares. La hermana de Eleni se suicidó a una edad muy temprana debido a esta terrible enfermedad. Su mensaje es simple pero realmente impactante.
Recuerda: Si conoces a alguna persona, familiar, amigo o si tú misma sufres de esta enfermedad, por favor acude con un especialista para buscar un método de ayuda. No estás sola, lucha por vivir una vida feliz, el mundo y las personas cercanas a ti te necesitan.
Estar parada delante de mi pórtico una tarde fría de febrero es lo más sola que me he sentido en la vida. Mi hermana había dejado una nota en la puerta que decía: “Elani, si eres la primera en llegar no vayas al sótano. Sólo tienes que llamar al 911. No quiero que me veas así. ¡Te amo! Con cariño, Aletha”.
Había puesto una carta idéntica en la puerta de atrás. Incluso en medio de su depresión, Aletha trató de protegerme de todo el horror de su suicidio.
Me quedé en el porche temblando de terror y frío. No me sentí sola. Me sentí como si estuviera en un vacío en medio del espacio con todo lo que amaba ahora alejado de mí. El universo era de pronto un lugar muy vasto y yo estaba muy, muy, muy sola.
Después de lo que pareció una eternidad, los policías me dijeron claramente: “Aletha está muerta”. Lo que siguió a esta cruda afirmación fue un repentino momento de lucidez en el que sólo una cosa importaba: la verdad.
Tenía que ser honesta. Tenía que decir la verdad.
Por el momento me senté a escribir el obituario de mi hermana, sabía que la línea de apertura sólo podía decir una cosa: ‘Aletha Meyer Pinnow, 31 años de Duluth (antes Oswego y Chicago, IL), murió a causa de la depresión y el suicidio el 20 de febrero del 2016’.
Fui a compartir con todos, amigos, familiares, estudiantes y compañeros de trabajo la causa de la muerte de mi hermana: la depresión y el suicidio. Les dije que mi hilarante hermana, generosa, servicial, tonta y amorosa no podía ver nada de eso en sí misma y que se había matado. Les dije que su depresión creó una fortaleza impenetrable que bloqueaba la luz, evitando que el amor de sus amigos, familia y cualquier sensación de comodidad y confianza llegara a ella.
Mi soledad y el terror en el pórtico no era nada comparado con el aislamiento absoluto que la depresión había causado en mi hermana. Tenía que decir la verdad.
La depresión le había mentido a mi hermana, le dijo que ella no tenia ningún valor. Que era una carga. No era amable. Indigna de la vida. Me imagino que estas mentiras eran como una especie de ruido blanco permanente en su vida. Una narración indigna de cómo era ella. Después de años de las mentiras y el tormento, mi hermana creyó que la depresión le decía la verdad. En las notas de suicidio que dejó para mis padres y para mí, Aletha escribió: “No me siento triste, no lo valgo”.
Ella estaba tan mal. La depresión miente. Tengo que decir la verdad.
Aquí está la verdad: Mi hermana era increíble. Ella exudaba la vida e hizo que mi vida fuera millones de veces mejor sólo por existir. En cualquier momento en que necesitaba ayuda, cada vez que había tenido problemas, cualquier tipo de tristeza y ansiedad que me abrumó, Aletha estaba ahí. En cualquier momento en el que tuve un buen día yo tenía que compartirlo con ella. Ella fue mi ancla. Aletha y yo tuvimos una relación y una cercanía que nunca tendré de nuevo con nadie.
La depresión le robó décadas de nuestra vida juntas. La depresión miente. Tengo que decir la verdad.
La depresión de mi hermana se alimentaba de su deseo de mantenerla oculta y en secreto de todos. No pude salvar a mi hermana. No pude llegar a mi hermana a través de la depresión. Aletha se deslizó fuera de mi alcance y no pude traerla de vuelta. Sólo puedo incitar a otros a desconfiar de la voz de la depresión. Puedo abogar por las personas a buscar ayuda y tratamiento. Puedo hablar de la depresión e invitar a otros a conversar. Puedo decirle a todos que la depresión te miente. Puedo decir la verdad.
Las mentiras de la depresión sólo pueden existir en forma aislada. Traída a la luz pública, las mentiras revelan lo que son.
Aquí está la verdad: Tienes valor. Vales la pena. Eres amada. Confía en las voces de los que te aman. Confía en el enorme coro de voces que te dicen una cosa: tú importas. La depresión miente. Hay que decir la verdad.
Hay una línea negra y gruesa que separa el antes y después de mi vida: aún soy nueva en el territorio del después. Se siente incierto y desorientados, es como caminar a través de una casa de la risa en una feria donde el suelo es irregular, circular, inclinado y curvado.
Sé que sólo puedo decir dos cosas con certeza: La depresión miente. Voy a decir la verdad. Únete a mí.