La típica frase para la donación de sangre y órganos es aquella que dice que el “donar salva vidas”, y en verdad no podría ser más cierto, pues hay millones de personas en listas de espera de órganos para mejorar alguna condición de salud.
Desafortunadamente, la cultura de donación de órganos es poca, por lo que muchas personas mueren esperando un donante. Honestamente, para los familiares de personas fallecidas, no es tan fácil asimilar que le quiten los órganos a su ser querido, a pesar de que esa hubiera sido su voluntad.
Algo así fue lo que le sucedió a Nazia Majeed, una mujer inglesa de 53 años que perdió a su hija Maham Majeed luego de que falleció abruptamente a la corta edad de 21 años. Fue hasta ese momento que se enteró de que su hija se había inscrito al Programa de Donadores de Órganos cuando cumplió 18, pues no se lo había dicho.
Maham es descrita como una joven compasiva, que siempre se preocupaba por los demás, incluso estudiaba enfermería en la universidad. Aunque todos sus sueños se vieron truncados con su fallecimiento, su compasión no terminó ahí, pues puso a disposición su hígado, riñones, tejidos y córneas para personas que lo necesitaran.
Al principio, aceptar la idea de donar los órganos de su hija fue muy complicado, pero Nazia también quería respetar su último deseo. Ahora la mujer puede decir que se siente orgullosa de tomar esa decisión, ya que debido a su hija se le pudo dar el regalo de la vida y la vista a otras personas.
Mi hija ya no existe, pero sus órganos han dado la chispa de la vida a otras personas. Tal vez una hija o un hijo; una esposa o un esposo; un hermano o una hermana.
Además, a Nazia le reconforta mucho saber que su hija, teniendo un corazón tan noble, de alguna manera ahora está viviendo en los cuerpos de otras personas a las que les cambió radicalmente la vida.
En Inglaterra, más de cuatro mil personas donaron sus órganos después de fallecer entre 2019 y 2021. Con eso, aproximadamente diez mil pacientes fueron beneficiados, ya sea con una nueva oportunidad de vida o mejorándola considerablemente.
Por otra parte, Nazia comenta que uno no piensa mucho en la idea de convertirse en donador y el gran impacto que una acción así de altruista puede tener, mucho menos cuando se es tan joven como Maham. Aunque aún tiene una sensación extraña por la situación, se siente orgullosa de su hija y feliz de poder aportar algo.
Conocemos gente en espera. Imagina recibir esa llamada que te dice que un órgano está disponible, es una oportunidad en la vida y el regalo más grande que le puedes dar a alguien es el regalo de la vida.
Debido a esta gran contribución, Maham fue galardonada de manera póstuma con el Premio de la Orden de San Juan para la Donación de Órganos. Su familia acudió a la ceremonia y recibió el premio con mucha estimación.
Finalmente, Nazia expresa que es muy importante generar y difundir consciencia sobre la donación de órganos y el cómo esa decisión puede impactar las vidas de los demás, pues no tiene caso enterrar algo que puede dar vida.
Salvar vidas es más importante que enterrar órganos sanos.