Los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo de cualquier ser humano, porque durante esta etapa comienza a integrar todas las experiencias que posteriormente contribuirán a su adaptación en el mundo.
En este periodo, la forma como los padres se dirigen a sus hijos pequeños adquiere una gran relevancia. Según la psicóloga familiar Svetlana Merkulova, una simple frase pronunciada sin pensar puede causar efectos negativos en la salud mental del niño. De hecho, hay palabras que todo padre necesitar evitar para que su hijo crezca sin complejos.
1. “Deberías ser como tus hermanos”
Todas las personas tenemos características particulares que nos diferencian de los demás. Cuando un niño es comparado con alguien más, ademas de desarrollar un sentimiento de rivalidad innecesario, puede creer que no es suficiente ser como es.
2. “Cuando yo tenía tu edad me iba muy bien en la escuela”
Esta frase se puede interpretar como una competencia directa de los padres con los hijos. Quienes crecen en un contexto así generalmente intentan demostrar a la familia lo buenos que son y no se sienten del todo satisfechos con sus logros.
3. “No haces nada bien”
El proceso de aprendizaje es diario, por lo que no se puede exigir a un niño que haga algo que probablemente no esté a su alcance. Lo mejor es tener paciencia y alentarlo a que lo intente de nuevo si falla.
4. “Mi osito, perrito, ratoncito…”
El nombre de una persona representa la manera personal como se presenta ante el mundo y en algunas familias es muy común que se vaya modificando y aparezcan en su lugar uno o varios sobrenombres, lo cual es incorrecto porque es el nombre el que le da la seguridad de tener una identidad propia y completa. Los apodos sólo los despersonifican.
5. “Eres gordo, tonto, feo…”
La fuente más confiable que un niño tiene es la palabra de sus padres. En lugar de subrayar lo negativo, deberían resaltar de forma positiva sus cualidades, para que su autoestima se vea reforzada.
6. “Ya no te quiero porque te portas mal”
Es igual que decirle que sólo se le quiere cuando hace lo que se le dice. Esto provoca que el niño se esfuerce por actuar correctamente y dejar a un lado sus propias necesidades. Este deseo de complacer lo acompañará en su vida adulta y le generará un sentimiento de insatisfacción permanente.
7. “No me avergüences”
Estos niños crecen con el deseo de que la gente vea como son en realidad, pero una vez que tienen la atención de los demás no saben qué hacer y entonces se esconden o se encierran, porque creen que terminarán avergonzando a alguien.
8. “Eres igual a tu madre (o padre)”
Cuando los padres no pueden arreglar sus diferencias e insatisfacciones, transmiten esa incomodidad a sus hijos con frases como esta. Este tipo de proyecciones comparativas provocan que él o ella crea que parecerse a uno de sus padres es negativo.
9. “Te va a llevar el coco si no te portas bien”
Esta –y otras frases similares– intentan dejarle claro que sólo será valorado en la medida en que haga lo que los demás quieren o esperan de él. Decirle algo así refuerza la idea de que tiene que ajustarse a las expectativas de los otros y dejar de ser él mismo. Como adulto, a ese hijo se le dificultará confiar en los demás e intentará gustar y complacer a cada persona que encuentre en el camino.
10. “Si no te comes todo serás tonto y débil”
Eso es manipulación clara, que suele tener su origen en abuelos que sufrieron hambre y pasaron el trauma generación tras generación. Estas expresiones hacen que el niño desarrolle miedos infundados, irracionales e incluso graves desórdenes alimenticios.
11. “Ya verás cuando lleguemos a casa”
Es la mejor forma de lograr que tenga problemas con la autoridad cuando se convierta en adulto. Ya sea que tema a sus superiores e intente complacerlos para evitar el castigo, o que se les enfrente –como pudo haber hecho con sus padres– y sufra despidos y problemas laborales.
12. “Vete, no te quiero ver ahora”
Cuando un niño escucha estas palabras, de inmediato las interpreta como un “lo arruinaste, desaparece” o “no deberías existir.” Por lo tanto, sentirá a lo largo de su vida que puede ser rechazado por los demás y vivirá con sentimientos de enojo hacia los padres que a un tiempo le dieron la vida pero no el lugar que merecía en ella.
13. “Ya no te quiero”
Es fácil perder la paciencia al calor del enojo, pero cuando un niño escucha algo tan fuerte, pone en duda la incondicionalidad del amor de sus padres.
Si se desea que los hijos cumplan las reglas hay que decirlo claramente, nunca castigarlos involucrarndo el amor.
14. “No llores, no es para tanto”
Al pedirle que reprima sus sentimientos y calle sus emociones, se empuja a un niño a que crezca y se convierta en un adulto que no sabe expresarse de manera adecuada y que encima se siente culpable por ello.
15. “Deja de hacer preguntas tontas”
Desde niños tenemos una sed inacabable de aprender y lo que más necesitamos es que estimulen nuestra curiosidad. No existen preguntas tontas de un pequeño hacia un padre amoroso.