Por más de tres años, Dan y su esposa trataron de quedar embarazados, atrapados en lo que parecía un ciclo interminable de lucha y perseverancia. La pareja de Ohio pasó por todo tipo de procedimientos y contratiempos: hormonas, inseminación intrauterina, ultrasonidos, problemas con el seguro, económicos. El problema era que Dan y Leah se encontraban en sus 30s y el tiempo apremiaba, sin mencionar la presión social.
Eran muchas cosas con las cuales había que lidiar. Dan decidió escribir en Facebook la crónica de la travesía que han vivido en el camino hacia la paternidad. El mensaje de Dan es brutalmente honesto, crudo y escrito de una forma muy elocuente.
“¿Tienes un minuto? Tengo una historia muy larga que contar. Leah y yo hemos tratado de embarazarnos durante 3 años. No recuerdo exactamente cuando pero un día decidimos dejar cualquier método anticonceptivo para tener un bebé. Y no sucedió.
Cuando estás en tus 20s, parece que no puedes siquiera ver a alguien sin que se embarace, pero estamos en nuestros 30s. Como era probable que las cosas estuvieran un poco polvorientas y oxidadas, comenzamos a usar todo tipo de métodos: apps, pruebas de ovulación, el mito de ciertas posiciones ‘efectivas’ y calendarios para medir los tiempos. Tampoco nos embarazamos”.
“Fuimos con un especialista y después de todas las pruebas correspondientes, la ciencia médica nos respondió: ‘están bien y no debería haber ningún problema’. Así comenzó el tratamiento de hormonas para Leah y con ello el conocimiento de que nada o casi nada de todo este procedimiento sería cubierto por nuestro seguro y la tasa de cobertura bajaría mientras más avanzara el proceso. ¿Por qué? Porque las aseguradoras ven el embarazo en cierta forma como una enfermedad. ¡Váyanse al carajo, compañías de seguros! No nos embarazamos.
Tal vez no era el momento o sabrá Dios. No debería haber problema, pero estamos en nuestros 30 y el reloj sigue corriendo. El doctor nos dijo que el nivel de ciertas hormonas estaba más bajo de lo normal y que tenía una disminución en el suministro de huevos, así que tenía que tomar el ritmo”.
“Entonces comenzamos con la inseminación intrauterina, que es literal como inyectar a un pavo. Cuando nos explicaba, yo trataba de escuchar lo que el doctor decía pero sólo escuchaba el eco en la habitación de la palabra ‘disminución’.
Para Leah esto significó un régimen de potenciadores de hormonas para facilitar la producción de huevos. Cuando las hormonas están en niveles más allá de lo normal, las personas no son felices o son muy felices. No hay término medio, no hay días promedio. Su trabajo era sentir que su cerebro y alma estaban en llamas”.
“Mi trabajo era tratar de mantener la calma sin decir nada tonto, porque ella también necesitaba calma. Lo mejor fue cuando alguien le preguntó que cuándo tendríamos bebés. Eso realmente fue lo mejor. Después de dos ultrasonidos para asegurarse de que los huevos estuvieran en los lugares adecuados en sus pequeños folículos, yo inyectaría a mi esposa, que tiene pavor a las agujas, en el muslo para poner la ovulación en proceso.
Con el todo ese romance, cualquiera pensaría que la abstinencia de sexo por unos días sería difícil, pero no es así. También podrían pensar que deberíamos tener una cantidad masiva de sexo, pero resulta que debes dejar que tu dotación seminal se acumule durante unos días antes de la extracción”.
“En los últimos dos años me convertí en un todo un profesional con mis depósitos de esperma. El primero fue de unos cuantos ‘párrafos’, sólo para probar. Es muy extraño. Lo puedes hacer en casa cuando quieras, pero luego estás bajo la presión del tiempo para tener la muestra a tiempo en el laboratorio. La habitación era una combinación de cuarto de hotel y oficina, con una gran fotografía del estadio de la Universidad de Ohio.
Debajo de la mesa había algunas revistas que en realidad no quería tocar. Mas allá estaba una televisión y un DVD con un disco preparado. Tampoco quise tocar el control remoto y me senté en una silla de mimbre, que posiblemente sea el pero material posible para un cuarto reservado para la masturbación masculina. Además, se supone que lo hicieras ‘en seco’ de ser posible porque la lubricación podría interferir con la calidad del semen”.
“Y esa era mi rutina. Una vez que la muestra estaba lavada y planchada (o lo que sea que hicieran con ella), la ponen en una bolsa de papel para llevarla a la oficina del médico para el procedimiento. Los veteranos distinguimos a las parejas nuevas, su incomodidad y optimismo es simpático. Sonríen y miran alrededor esperando que nadie note la bolsa que aprietan en sus manos. La inseminación artificial es muy rápida y desde donde sé, no duele. Un ultrasonido más para saber que todo está en su lugar y esperas.
A veces su periodo llega y hay que empezar todo una vez más desde el inicio. Y otras veces no llega, pero la segunda línea de la prueba hormonal no aparece, y vuelves a esperar. Y tienes esperanza, pero ves a tus amigos embarazados y te da un poco de tristeza, pero te vuelves loco porque quieres alegrarte por ellos”.
“Y ves a gente que grita a sus hijos y les pega en el centro comercial y tu quisieras morir porque darías lo que fura por tener a un pequeño haciendo un berrinche en el pasillo del cereal. No quieres odiar a la gente, pero no puedes evitar los celos, la envidia, el resentimiento. Y buscas cosas positivas.
Y cuando ves los post en Internet sobre cómo se atreve alguien a asumir que ellos querrían tener hijos porque no tenerlos es lo mejor, pero nosotros sí queremos procrear y queremos lo que tu pudieras tener pero eliges no usar. Y queremos decírtelo, pero la gente no habla de eso, porque tú no quieres hablar de ello. Porque pasas todo el día pensando, tratando de manejarlo, de no llorar, de no convertirte en Hi y Ed de Educando a Arizona y robar bebés en la noche”.
“Mientras los doctores siguen hablando de los próximos pasos, que son muy caros, y tratas una vez más. Y mientras estás en Kansas en un viaje con un amigo, tu esposa tiene el procedimiento con un depósito congelado que dejaste antes de irte. Y te embarazas.
Vas por el análisis de sangre dos semanas más tarde y te dicen que están embarazados y lloras lágrimas de alivio. Y semanas después vas al ultrasonido y ahí está con su cabeza gigante, y con su corazón latiendo y es tan real. Y te tranquilizas. Todo parece ir bien y vamos por una revisión final antes de ser dirigido con el obstetra un par de semanas después y todo era risas y bromas”.
“‘Lo siento, no encuentro el latido’. Soy lógico, entiendo de ciencia y biología, sé que era un feto, no un bebé. Pero era mi bebé, en mi cabeza, en mi corazón, ya lo imaginaba creciendo y convirtiéndose en un adulto con sus propios hijos, y todo se fue.
El mundo no se detiene, todos nos levantamos para ir al trabajo porque esas cosas suceden, la gente pierde bebés todo el tiempo. Aborto involuntario. Nadie habla de el, nadie lo pone en Facebook y les dice a los amigos. Es por eso que esperas para decirle a quien sea. Pero no tienes a quién decirle”.
“Leah fue programada para una dilatación y legrado en ese mismo momento para que no tuviera que pasar el trauma del tejido fetal en el transcurso de una semana.Fue hasta que la llevé cuando me quebré. Solo con mis peores pensamientos y el café amargo de la sala de espera durante varias horas. Dios, no tengo idea cuántas fueron.
La gente del hospital fue excelente, así como nuestra familia y amigos, que estuvieron ahí todo el tiempo. Es difícil hablar de eso incluso ahora. Creo que fue hasta año nuevo que no dejé pasar un solo día sin llorar. Comenzamos pronto el proceso de fertilidad, en un estúpido arranque de optimismo y coraje, y el deseo de continuar. Los tratamientos hormonales fueron demasiado para Leah y el fracaso fue mucho para los dos”.
“Tratamos un par de veces mas y una se sintió bien, luego nos dijeron que necesitaríamos aumentar el tratamiento de hormonas sustancialmente o pensar en otras opciones como In vitro y similares. Mientras duró el proceso, nunca tuvimos una prueba casera que fuera positiva. Incluso cuando estuvimos embarazados, fue el doctor quien hizo la prueba. Esta vez Leah no quiso mirar la prueba y yo lo hice mientras ella se bañaba y le dije que no, que era negativa.
Mientras estaba llorando, busqué en Google ‘línea sutil de prueba de embarazo’ y resultó que aún cuando sea la más sutil línea, ¡significa que estás embarazada! Estamos embarazados”.
“Tres revisiones después, escuchamos el latido y fue como de un colibrí, y es hermoso. Mientras escribo esto, mañana tenemos cita con el obstetra y estamos nerviosos. Sé que mucha gente ha pasado por mucho más que nosotros. Somos afortunados. Espero que todo vaya bien y pueda inundarlos con fotografías a partir de noviembre.
Es una niña de 26 semanas. Sus piernas y sus brazos se mueven. Estamos asombrados. Estamos embarazados.”