La vida es un mosaico de momentos de alegría absoluta y otros que nos traen las más grandes tristezas. A lo largo de los años, es seguro que experimentaremos ambas, sabiendo que siempre seguiremos adelante.
Sin embargo, en ocasiones, estos momentos alegres y trágicos se mezclan de maneras inimaginables, dejándonos con historias que son tan dulces como desgarradoras. Esto es lo que le ocurrió a Haley Parke cuando nació su segundo hijo.
La historia del pequeño J.B.
Haley dio a luz el 2 de diciembre, y la historia detrás del nacimiento del pequeño J.B. conmoverá tu corazón. El esposo de Haley, también llamado J.B., tenía cáncer. Los doctores afirmaron que le quedaban seis meses de vida. Sin embargo, cuando faltaban tres semanas para la fecha de la llegada de J.B., su salud empezó a empeorar a una velocidad alarmante. Fue así que pasaron de tener medio año más a tener escasos días.
La pareja quería que J.B. tuviera oportunidad de conocer a su hijo, por lo que decidieron inducir el parto para que naciera antes. La inducción comenzó un miércoles por la noche y la pareja esperaba que todo transcurriera bien para que Haley pudiera tener un parto natural en poco tiempo. Sin embargo, el jueves por la mañana, los doctores le informaron a Haley que J.B. había empeorado durante la noche y que probablemente no tenían más tiempo. Haley no dudó ni un instante y pidió un parto por cesárea, ya que era la única manera en que J.B. podría conocer al nuevo integrante de la familia.
“Fue un milagro”
En cuestión de 20 minutos, el nuevo bebé llegó al mundo. Su mamá únicamente tuvo oportunidad de darle un beso antes de que se lo llevaran a la Unidad de Cuidados Intensivos para que conociera a su papá. Algo a lo que Haley se refiere como “un milagro” es que, en el momento en que recostaron al bebé en el pecho de J.B., sus signos vitales mejoraron, por lo menos momentáneamente.
Una vez que el procedimiento quirúrgico de Haley terminó, la movieron a la habitación de J.B., donde pasó su recuperación “viéndolo con tristeza, pero maravillada por su fortaleza”. Unas horas después, J.B. murió, con su bebé recostado en su pecho y tomando la mano de su esposa.
Un amor muy puro
A pesar de su nacimiento prematuro, el nuevo bebé, a quien su papá llamó John Beeson (J.B.), no tuvo ningún problema de salud. Hay una cuenta de GoFundMe para apoyar con los gastos de la familia, que ya superó con creces su meta de 100 mil dólares. Haley mencionó que muchas personas aplauden lo que hizo, llamándola valiente y abnegada. Pero ella nunca consideró otro camino y su motivación siempre fue la fuerza más grande que hay en este mundo: el amor.
Hay quien dice que mis acciones fueron valientes y heroicas. Yo solo le llamo amor. Lo hice por amor. Confío en Dios y en que esto era parte de su plan e hice lo que tenía que hacer, motivada por amor, para cumplir el último deseo de mi esposo.