Una valiente mujer decidió alzar la voz para defender la vida de los bebés con síndrome de Down, debido a que en el Reino Unido un bebé en gestación con este padecimiento puede ser abortado en cualquier etapa del embarazo, incluso hasta en el mismo día del parto.
Heidi Crowter, de 27 años, es una mujer que nació con esta condición, pero ella se pregunta por qué su vida sería menos valiosa que la de cualquier otra persona. Además, llega a la conclusión de que todo se debe a la falta de información que existe sobre el tema.
En entrevista para BBC News Mundo, Heidi contó que sus padres recibieron la noticia de que tenía síndrome Down cuando nació, relatando el difícil momento que estos atravesaron al enterarse de su padecimiento.
Mis padres recién se enteraron de que yo tenía Down cuando nací, y lo primero que sintieron fue miedo. No sabían qué esperar, pensaban que nunca iba a poder independizarme, que nunca me casaría. Mi primer año de vida fue muy duro porque nací con un agujero en el corazón y debieron operarme. Entraba y salía de hospitales. Aún tengo la cicatriz en el pecho.
Heidi está consiente que a los padres les aterroriza recibir una noticia como esta, sobre todo cuando los médicos les hablan solo de todas las dificultades que les esperan.
Quiero luchar por los derechos de los nonatos con síndrome de Down para que tengan los mismos derechos que todos los demás. Muchos padres, al igual que los míos, temen lo que no conocen. Y la institución médica les dice puras cosas negativas, por eso tantos eligen abortar.
Lo que nos define como seres humanos es quiénes somos, no qué problemas tenemos. No queremos que nos vean como un problema. No existe un bebé perfecto. Cuando veo a mi sobrino, que es un bebé, me pregunto por qué mi vida es menos valiosa que la de él. O la de mi mamá o de mi papá. Hay que dejar de pensar en el Down con la mirada vieja, de hace décadas, y verlo bajo una nueva luz más positiva.
Actualmente, Heidi terminó la segunda parte de su biografía, pues sus padres escribieron su historia para compartirla con aquellos que pudieran requerir información. Además, trabaja como ayudante de maestra para niños con Down y está felizmente casada. Heidi reconoce que criar a un hijo con síndrome de Down puede ser duro, pero al final las recompensas son enormes.