Cuando Kandy tenía 65 años dejó el trabajo que ejercía en un despacho, tomó una mochila y colocó dentro ropa, dinero y sus posesiones más valiosas para luego emprender un viaje. Desde muy joven su mayor sueño era recorrer el mundo, pero solo se fue por nueve meses. Cuando regresó se dio cuenta de que esto había marcado su vida y que era momento aventurarse hasta que el cuerpo se lo permitiera.
Actualmente tiene 83 años y realiza por lo menos seis viajes al año. Se aloja en hostales y recorre los sitios más importantes de los países a los que viaja. Kandy se ha convertido en una inspiración porque demuestra que no importan la edad o el dinero: siempre es buen momento para iniciar la travesía.
Viajar sola es una decisión difícil
Kandy es originaria de España pero no dudó ni un segundo en dejar todo atrás para descubrir los lugares más impresionantes del planeta. Hace seis viajes al año, algunos duran solo 15 días y otros un mes, y durante ese tiempo se aloja en hostales o albergues.
Aunque viajar sola y siendo mujer es difícil, siempre piensa que todo va a ir bien, que la gente es buena y que el mundo la está esperando con los brazos abiertos:
Nunca dejaré de viajar, es más, pienso como la madre Teresa de Calcuta: ‘cuando no pueda trotar, caminaré; cuando no pueda caminar, me ayudaré de un bastón, pero nunca me detendré, porque estoy segura de que más vale cansarse que oxidarse’.
Es conocida como la abuelita mochilera
A mí me bautizaron los mochileros que me encontraba en los hostales. Empezaban a decir: ‘Oye, ¿has visto a esa mujer adulta que viaja sola? Es tan viejita que parece una abuelita’. Después todos empezaron a llamarme ‘la abuelita mochilera’ y así fue como surgió el apodo.
Desde que era muy pequeña Kandy tuvo que ir de un lugar a otro. Nació en el pueblo de Iscar en Valladolid, España y a los 22 años se mudó a San Sebastián con sus padres, lugar en donde abrió una renta de campings y trabajaba solo seis meses; el resto del año lo usaba para recorrer Europa.
Cuando finalmente se jubiló se transformó en una viajera de tiempo completo. Su primer recorrido duró nueve meses y cuando volvió en lo único que podía pensar era en seguir haciéndolo:
Descubrí que los humanos no solo tenemos pies, también alas y te aseguro que, una vez que las despliegas, ya es muy difícil volver a plegarlas.
Ha vivido muchas experiencias gratificantes y hasta aterradoras
A lo largo y ancho del mundo se ha tenido que enfrentar con muchas experiencias, una de las que más recuerda y, probablemente su preferida, es cuando visitó la India:
La primera vez que la visité me sobrecogió; la segunda, intenté comprenderla. He ido 16 veces y al final logré entenderla; es el país que más me marcó, lo adoro.