Mauro, originario de Tucumán, Argentina, pasaba sus días limpiando vidrios en una esquina de la ciudad acompañado de su hija, quien hacía sus tareas escolares a la intemperie.
Afortunadamente para ambos, una fotografía en la que ambos aparecían se hizo viral y esto les cambió la vida por completo, brindándoles la oportunidad de comenzar desde cero e incluso de obtener un techo en el cual pasar los días.
Durante cuatro años, la esquina de Alem y San Lorenzo en Tucumán, Argentina, fue el lugar de trabajo de Mauro. Este también era el punto en que Guadalupe, su hija de seis, estudiaba y hacía la tarea, ya que no podía quedarse en casa con su mamá Ruth y su hermanito Santiago.
De acuerdo con Mauro, sus hijos, su esposa y él pasaban sus días en las calles porque vivían en casa de su suegro, un hombre con adicción al alcohol y violento que no generaba un buen ambiente para ninguno de ellos. Afortunadamente, su situación cambió cuando Álvaro Romero, vecino de la zona, compartió una fotografía de Mauro y su hija trabajando en aquel semáforo.
No sé su nombre, lo conozco porque lo vi en la calle trabajando, haciendo changas. Ella es su niñita, aparte tiene su esposa y un niño más pequeño. Aquí se lo ve trabajando mientras su niña hace las tareas. Esa pequeña merece todas las oportunidades. Ayudemos, gracias.
La publicación fue compartida más de cinco mil veces y llegó hasta Agustín, quien se acercó a Mauro para otorgarle trabajo como ayudante de albañil y un adelanto de sueldo para que se mudaran a una casa propia. Por su parte, Ruth también recibió ofertas de trabajo y ahora se desempeña como empleada doméstica en tres casas de la zona. Además, han logrado inscribir a sus hijos en la escuela.
Estamos felices, ahora nos tenemos que levantar todos los días temprano para ir a un lugar, sabemos que a la noche volvemos a estar bajo un techo y que cuando termine el mes, vamos a cobrar nuestra plata. No esperaba conseguir un puesto fijo, pensaba que iba a ser temporal y que iba a volver a la esquina. Nuestra idea ahora es crecer, no aflojarle al trabajo y quizá comprar una motito para llevar a mis hijos a la escuela y a mi mujer a su trabajo.