Lizzy Howell es una adolescente estadounidense de 15 años que ha demostrado ser una excelente y feliz bailarina. Pero su vida no ha sido fácil; estudia la secundaria en casa debido a que tiene un pseudo tumor cerebral y por ello acude al médico por lo menos una vez por semana.
Su papá no ha estado presente en su vida y su mamá murió en un accidente automovilístico cuando ella solo tenía cinco años. Vive con su tía abuela y se ha dedicado a bailar desde que perdió a su madre, para ella ha sido una liberación emocional.
Su historia es realmente inspiradora y lo es más porque no es una bailarina que encaja en los estándares del ballet. Ella es obesa, y su gran habilidad la convierte en una excepción: es capaz de hacer fouettés, los giros enlazados con una pierna alzada tan típicos del ballet clásico, con la misma soltura que cualquier bailarina.
Lizzy compartió en su cuenta de Instagram un video en el que muestra sus habilidades, que la han convertido en una celebridad. El vídeo se ha visto casi 100 mil veces y acumula ahora casi 26 mil seguidores.
https://youtu.be/6nKdo1aXF0I
A pesar de su éxito, no ha faltado quién la juzgue por su peso y le mande mensajes negativos, pero Lizzy ha decidido no quedarse callada:
“Mi mensaje para las generaciones jóvenes es que los estereotipos están para romperse. Debes estar cómoda en tu propia piel y no dejar que nadie te haga sentir menos. Se tomaron el tiempo para criticarte, así que seguro se preocupan demasiado por ti”.
El caso de Lizzy es como el de la yogi Jessamyn Stanley que también desafía los ideales estéticos del Bikrm Yoga y demuestra que se puede hacer actividad física sin necesidad de tener un cuerpo estilizado.