Beth Laitpeck sólo tenía un deseo antes de morir: “Si no ocurre un milagro, me gustaría que cuidaras a mis 6 hijos como si fueran tuyos y los mantuvieras juntos”. Esas fueron las palabras que dirigió a Stephanie Culley, desde la cama de un hospital en Virginia, Estados Unidos.
Beth sabía que estaba viviendo sus últimos días a causa del cáncer a los 40 años, y sólo quería asegurarse del bienestar de sus chicos; y quién sino su mejor amiga de toda la vida para ellos. Stephanie aceptó la encomienda sin dudar, a pesar de que ya tenía tres hijos con su marido Donnie.
Ellos también lo quisieron
“Cuando los médicos dijeron que ya no había nada qué hacer, me reuní con ella en el cuarto del hospital y le prometí que los tendría a todos, pero faltaba la opinión de los pequeños. Los reunimos a todos y Beth les preguntó con quién querían estar cuando ella se fuera. Uno a uno repitieron mi nombre y me puse a llorar de la emoción. El corazón se me derritió de tanto cariño”
-Stephanie Culley.
Una heroína
Beth sabía que sus hijos necesitarían mucho amor, y para ellos fue una super mamá que los crió sin el apoyo de su padre, quien la abandonó y ni siquiera fue a verla durante su estancia en el hospital, en donde murió el 19 de mayo .
A la espera
La pareja realiza el trámite de los documentos de la adopción y ahora buscan un nuevo hogar en Alton, el pequeño pueblo en que los chicos viven actualmente, porque desean que su vida transcurra de la forma más normal que sea posible y continúen conviviendo con sus amigos y compañeros del colegio.
Beth puede estar tranquila, porque su mejor amiga sostuvo su promesa, y sus hijos continúan juntos en un hogar en el que son amados.