Educar es una vocación y puede convertir a maestros en amigos, guías y cómplices de sus estudiantes. Ellos comparten toda su sabiduría con quien desea aprender y algunos llegan a entregar la vida entera al bello arte de enseñar.
La historia de Tammy Waddell es la prueba real de que educar es una carrera llena de pasión, amor y sacrificios. Luego de 30 años de servicio como maestra en una escuela de Georgia, Estados Unidos, esta profesora de primaria falleció de cáncer el 9 de junio. Antes de morir hizo realidad un último deseo con el que seguiría ayudando a estudiantes, incluso cuando ya no estuviera con ellos.
Tammy no quería flores, quería seguir educando
Tenía pasión por la literatura y creía que todo niño merecía la oportunidad de aprender.
– Dr. Brad Johnson, primo de Tammy.
Hacía un par de semanas que la maestra sabía que no lograría vencer su enfermedad. En ese momento ella entendía que ya no estaría más con sus estudiantes, ya no los volvería a ver, tampoco llegaría a despedir un curso en verano ni recibiría uno nuevo grupo en agosto.
My cousin’s final request at her funeral was Backpacks full of supplies for needy students instead of flowers. A teacher to the end. @TeachersNet @edutopia @EdWeekTeacher pic.twitter.com/eGig25tYwH
— 𝐁𝐫𝐚𝐝 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐬𝐨𝐧 (@DrBradJohnson) June 19, 2018
Como un último deseo antes de morir, la profesora pidió que, en lugar de flores, los asistentes a su funeral llevaran mochilas llenas de útiles escolares, y solicitó que las hicieran llegar a manos de niños con pocos recursos que quieren seguir estudiando.
Ella siempre sintió un lazo muy fuerte con los estudiantes; así fuera que necesitaran algún útil escolar o un abrazo, Dr. Brad Johnson, primo de Tammy.
Honorary pallbearers… Teachers who had taught with her through the years… pic.twitter.com/CyB2pBbBNy
— 𝐁𝐫𝐚𝐝 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐬𝐨𝐧 (@DrBradJohnson) June 19, 2018
El gran corazón de esta educadora y su honorable petición conmovieron a toda la escuela, profesores y vecinos en la ciudad. Para el funeral llegaron alrededor de 100 maestros que se ofrecieron como portadores de féretro. Después de la ceremonia, colocaron en fila cada una de las mochilas, camino al coche fúnebre.
En el obituario digital de la ciudad los estudiantes escribieron todas sus memorias sobre la maestra Tammy y demostraron que su amor por enseñar era genuino, dejando en ellos una huella especial.
Estas son algunas frases que los chicos escribieron: “¡fue mi maestra de quinto grado y fue la mejor de todas!”, “una verdadera servidora pública. Gracias por tanto, Tammy”, “fue siempre tan feliz y dulce… la voy a extrañar muchísimo”.
La historia de Tammy sirve como inspiración para futuros maestros y maestras que encuentran en la educación un camino de oportunidades para compartir valores, conocimiento y aprendizaje.