Esta es la historia de Michelle, una usuaria de Tinder que conoció a un papá soltero en Tinder; y que después de una conversación agradable, decidieron concertar una cita para conocerse.
Tras un par de tragos en un bar, Michelle y su cita fueron a un restaurante y tuvieron una cena sensacional. Salieron abrazados, él la acompañó hasta la estación de tren, se dieron un beso, y se desearon buenas noches…
Parece que estas cosas no suceden en la vida real. Y no. Michelle se fue a casa emocionada por esta cita que había tenido, por la gran química que había sentido esa noche hasta que al día siguiente. Pero, ¡oh sorpresa!, tenía un mensaje:
“Gracias por la increíble noche. Disfruté mucho tu compañía, quiero que sepas que eres una mujer adorable y divertida, eres ese tipo de mujer con la que me gustaría salir si tan sólo mi cuerpo y mi mente me lo permitieran. Pero no lo haré”.
El resto del texto fue tan desagradable que Michelle decidió compartirlo con el mundo, su post se volvió viral y mucha gente aplaudió las agallas de esta mujer por compartir su experiencia y sus palabras con muchas mujeres en el mundo.
El mensaje de su cita Tinder continuaba así:
“No saldré contigo aunque eres adorable. Pienso que eres la mujer más bella que he conocido, pero mi mente busca a alguien más delgada.
Me casaría contigo sin dudarlo si fueras un poco más delgada, porque tu ingenio es único y realmente me encanta.
Pese a que estoy enormemente sorprendido por tu inteligencia, tu rostro, tu personalidad… no puedo decir lo mismo sobre tu figura. Así que pude estar ahí y tener la noche más increíble, pero tengo esa terrible sensación de que cuando nos desnudemos, mi cuerpo me dirá que esto no es lo que busco para mí”.
Y la carta continúa… no si antes decirle:
“Por favor perdóname, te adoro, pero quiero evitar causarle más dolor en el futuro”.
Y esto fue lo que ella le contestó:
“Querido hombre que conocí en Tinder:
Estaba en otra cita cuando recibí tu mensaje. No trates de impresionarme. ‘Eres adorable, pero simplemente no me provocas ni cosquillas’, y ahora que lo pienso, creo que ni nuestro cuerpo ni nuestras mentes coinciden.
Lo que me pareció agradable es que después de haber pasado tan sólo un par de horas juntos, te tomaras el tiempo de escribir este largo mensaje. Tu tono es un poco menos que sádico y bastante condescendiente, aunque déjame decirte que la parte donde expresas tu disgusto por mi cuerpo es bastante grotesco”.
“Lamento decirlo, por un momento pensé que había funcionado, pero no importa cuan divertida, cuan inteligente, cuan apasionada, cuan leal, cuan aventurera o cuan vibrante sea una persona, si una piedra solo es capaz de ver unos kilitos de más, entonces la encontrarás desagradable.
No me veo como Chalize Theron, me veo como yo y me gusta. Quizá no leíste bien mi descripción, pero no soy de esa clase de mujeres que pone fotos de cuando tenía 15 años y 15 kilos menos, por eso te reitero que soy una mujer que ama la pizza y es feliz, y no me hace sentir insegura decirlo”.
“No volveré a verte o saber de ti (si sientes la necesidad de responder, por favor no lo hagas, no hay nada que puedas decir que no ponga en verguenza a tu género).
La verdadera razón por la que estoy respondiendo este mensaje es porque tienes una hija de 13 años, y quiero invitarla a que ame, disfrute y cuide su cuerpo, porque sólo le pertenece a ella. Dale las herramientas para desarrollar un autoestima a prueba de bombas, de modo que si llega el momento en que un hombre infeliz llega a intentar despedazar esa autoestima, ella pueda responder como lo hago ahora.
Besos”.