Los momentos de cuentos de hadas pasan todo el tiempo en la vida real, pero para apreciarlos hace falta poner más atención a los detalles. La prueba de ello es la reacción de una niña de dos años al confundir a la princesa de su libro favorito con una joven mujer vestida de novia.
Su inocencia fue capturada por la fotógrafa de los novios, quienes se dirigían a su sesión de fotos, y se encontraron con la tierna escena de la pequeña emocionada por conocer a una “princesa” de la vida real. Las imágenes son tan conmovedoras que rápidamente Internet las volvió virales.
Esta novia fue confundida con una princesa
Shandance y Scott Robertson, de Seattle, Washington, Estados Unidos, fueron sorprendidos por una tierna niña de dos años quien admiraba emocionada a Shandance. ¿La razón? Ella llevaba puesto su vestido de novia y todo su look era como el de la princesa del libro que cargaba en ese momento la pequeña. Así lo relató Shandance:
La niña no decía nada, solo me miraba y sonreía. Pero podía ver por su expresión que su corazón palpitaba fuerte de emoción.
La futura novia regaló una rosa de su ramo a la pequeña, quién no podía dejar de sonreír.
La verdad me encantan los niños, así que le pedí a su madre si podía cargarla por un par de minutos. El rostro de la niña mostraba lo que ambas sentíamos: una gran alegría.
El libro de la pequeña era La dama de blanco de Wilkie Collins
Estoy muy segura de que a la niña solo le gustó la foto en la portada y se volvió fan del libro. Incluso este libro es muy superior a mi nivel de lectura: no se metan con el libro de esta pequeña.
Bromeó Shandance.
La pequeña aún piensa que conoció a La princesa de Ballard
La madre de la pequeña estaba feliz de ver a su hija conociendo a su “princesa” favorita mientras ambas caminaban en Ballard, conocido barrio de Seattle:
Ella tenía esta expresión de ‘¡ahí está una princesa!’ Para su cumpleaños, imprimimos un montón de fotos que siempre pegamos en la pared de su cuarto. Ahora tenemos fotos de ella y la novia, así que si vas a visitarnos, es probable que mi hija te lleve a esa pared y te diga: ‘mira ahí está la princesa de Ballard’.
¡Par de princesas!
Las nuevas amigas concluyeron su encuentro con un cariñoso abrazo.