George y Farra Rosko son padres de 3 hijos, entre ellos la pequeña Talia, para quién tras una consulta de rutina a los 2 meses de edad, la vida cambió por completo. La pequeña fue diagnosticada con atresia biliar, una rara enfermedad que se aloja en el hígado y que afecta sólo a 200 bebés al año. Nadie sabe por qué ocurre y no hay cura, excepto un trasplante.
Tras la noticia, los especialistas fueron contundentes con la familia Rosko: les advirtieron que de no encontrar pronto un donador, su hija no sobreviviría más de dos años. La familia comenzó de inmediato los trámites para salvar la vida de su amada hija.
Lo inesperado
7 meses más tarde, en medio de la desesperada lucha por encontrar un donante, los deberes de la casa, la oficina y el cuidado de sus otros hijos, decidieron contratar la ayuda de una niñera. Kiersten Miles, una estudiante de 21 años de la universidad local, fue la candidata perfecta. Tanto, que ni ellos mismos tenían idea.
La decisión más importante
Con solo 3 semanas de cuidar a los 3 hijos de los Rosko, Kiersten averiguó acerca de la condición de Talia y al conocer su diagnostico, inmediatamente se ofreció a realizar los tramites correspondientes y hacerse las pruebas necesarias para ver si era la candidata correcta para lograr el trasplante.
“Le dije a Kiersten que esto no era como donar sangre, que debía hablar con sus padres al respecto y hacer una investigación”.
-Farra Rosko
La operación
El 11 de enero, después de 6 meses de pruebas y papeleos, Kiersten fue trasladada al hospital de la Universidad de Pennsylvania. El órgano donado fue trasladado al Hospital de Niños en Filadelfia con la única intención de sanar a Talia. La operación duró cerca de 14 horas, y aunque todos morían de nervios, fue un éxito.
Los padres de la pequeña dijeron que se recuperó rápidamente; incluso fue dada de alta a los 9 días, cuando la estancia promedio es de 14. Por su parte, Kiersten dijo que sus 2 primeros días de recuperación fueron duros, pero ahora ya se siente mejor.
” Espero que más gente se decida a convertirse en donante de órganos. Tal vez sea un mes de recuperación, pero definitivamente vale la pena”.
Gracias por existir
Tal vez decir gracias no es la palabra que usaría la familia Rosko, pues su niñera realizó un acto tan desinteresado que es increíble; puso su propia vida en riesgo por el bienestar de su hija y eso la convierte en una verdadera heroína.
“Realmente creo que Dios envió a nuestra familia un ángel terrestre que vino a salvar nuestra bebé”.