Nicolás es un pequeño que vive en Porto Alegre, Brasil, junto a sus siete hermanos y su mamá. Sus condiciones económicas no son las mejores y debido a ello, tuvo que dejar la escuela, pues no tenía celular ni computadora para tomar las clases en línea.
Con esta triste realidad tuvo que salir a las calles a trabajar para ayudar a su familia. Pero una persona difundió en redes sociales su situación y el pequeño pudo volver a tomar las clases. No cabe duda de que aún hay muchísimas personas solidarias en el mundo.
Nicolás tuvo que trabajar para ayudar a su familia
El pequeño de 12 años tuvo que dejar la escuela para ayudar a su madre vendiendo pasteles en las frías calles de Porto Alegre, pues necesitaba llevar dinero a la casa para que él y sus hermanos pudieran tener comida todos los días, así que volver a tomar sus clases no era una opción.
Según los medios locales, la ayuda gubernamental se redujo y las familias se vieron obligadas a tener que buscar otros recursos. En el caso de la familia de Nicolás, la mamá tiene que mantener a ocho niños, pero aunque se esfuerza todos los días en diferentes trabajos, se está quedando sin opciones.
La mujer también contó que no recibe ayuda de los padres de sus hijos y que tampoco puede estar mucho tiempo lejos de casa porque tiene un bebé de apenas un año y el mayor de todos, quien tiene 21 años, padece de epilepsias, por lo que dejarlo solo no es una opción.
Con la llegada de la pandemia tuvo que dejar la escuela
La mamá de Nicolás empezó a hornear pasteles para que él y sus otros hijos salieran a las calles a venderlos. Cuando llegó la pandemia, todo se complicó aún más, pues no tienen ningún aparato con el que puedan tomar clases en línea. Este pequeño ya estaba resignado a solo trabajar, pero luego un ángel conoció su historia y la publicó en redes sociales.
Los usuarios de redes sociales se unieron para ayudarlo
Quienes dieron a conocer su historia, contaron que Nicolás cursaba el sexto grado y que la casa donde vive con su familia es muy humilde y sencilla. No tiene muebles y tampoco piso ni techo. Después de que se hiciera viral, varias personas enviaron dinero y juntaron una buena cantidad en apenas un par de horas para ayudarlos a arreglar la casa y que continúen elaborando pasteles. Además, con esto podrán comprar ropa y todo lo necesario para los niños. Lo mejor de todo es que Nico recibió una computadora para que pudiera seguir con sus estudios.
Sí, todavía existen personas de buen corazón que son ángeles que cambian la vida de otros con su ayuda.