Finalmente, los padres de Charlie Gard se han dado por vencidos y han decidido poner fin a la batalla legal que mantenían para someter a su hijo a un tratamiento experimental en los Estados Unidos.
Chris Gard y Connie Yates habían perdido previamente contra el Tribunal Superior, el Tribunal de Apelación y el Tribunal Supremo en Londres. También perdieron un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Su hijo no tiene posibilidades
El pequeño de once meses padece el síndrome de depleción de ADN mitocondrial, un extraño desorden que inhabilita la capacidad del cuerpo de dar energía a los músculos, riñones y cerebro. Esta enfermedad es fatal y no existe una cura. Aunque algunos tratamientos han mostrado una reducción en los síntomas.
Charlie se encuentra hospitalizado en el Great Ormond Street de Londres, conectado a unos aparatos que lo mantienen con vida. Se tenía previsto que el 25 de marzo de 2017, el Tribunal Superior de Londres decidiera si autorizaba o no que el pequeño fuera trasladado a los Estados Unidos.
Su estado es crítico
El abogado de la pareja, Grant Amstrong, explicó que después de recibir los resultados de los últimos análisis médicos realizados para evaluar la salud del bebé, era evidente que el daño ocasionado al músculo y los tejidos es irreversible.
Para Charlie el tiempo se ha agotado, el daño está hecho… Los peores temores de los padres se han confirmado.
No quieren verlo sufrir
También reveló que los padres piensan que prolongar la lucha legal en los tribunales podría ocasionar “dolor” al bebé.
A estos padres les esperan días negros por delante y desean atesorar el tiempo que les queda con Charlie, sin importar lo poco que pueda ser.
La decisión más difícil
Ellos desean que su caso sirva como una lección para otros. La madre del pequeño afirmó que ha sido la decisión más dura que ha tomado en su vida.
La representante legal del hospital londinense, Katie Gollop, confirmó que el resultado de un nuevo escáner realizado al pequeño la semana pasada, ofreció tristes noticias sobre la salud de Charlie. Los médicos sostenían desde hace tiempo que la calidad de vida del menor no mejoraría y abogaban por desconectar las máquinas que lo mantienen con vida para que pudiera morir con dignidad.
Su causa llegó al final
Luego de encabezar una campaña internacional para lograr que su hijo fuera tratado, la pareja reunió medio millón de firmas para apoyar su causa y 1.3 millones de libras (1.5 millones de euros) para poder financiar el tratamiento en el extranjero, pero finalmente han decidido dejar ir a su hijo y disfrutar al máximo los últimos momentos que tienen como familia.