Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las personas al salir de la cárcel es la reinserción social, pues son pocos los lugares en los que quieren a un exconvicto como empleado y ni hablar de encontrar casas o departamentos para rentar.
Michael Carter, un hombre que pasó 12 años en prisión, lo sabe bien y la pizzería donde trabaja, The Down North, pretende hacerle la vida un poco más fácil a personas que están en la situación en la que él se encontró por mucho tiempo.
Michael Carter, de las cárceles a las pizzerías
A Michael siempre le gustó cocinar. De hecho, cuando era niño, todo el tiempo quería ayudar a preparar las cenas grandes para las reuniones familiares; este gusto hizo que soñara con ir a una escuela culinaria. Sin embargo, esto no fue posible, la menos en un principio, porque fue encarcelado cuando tenía 16 años. Por cuestiones de la vida, estuvo dentro y fuera del sistema carcelario durante muchos años y, finalmente, cuando ya fue un hombre totalmente libre, había pasado un total de 12 años en prisión.
Aun así, nunca dejó ir su sueño. En la cárcel trabajaba en la cocina, ya que es donde siempre se sintió cómodo. Además, las dos veces que fue liberado antes de reingresar pasó su tiempo trabajando en restaurantes o en escuelas culinarias. Tuvo otros trabajos, como en Walmart, pero no era donde se sentía feliz, pues creía que tenía que esconderse de las personas, mientras que en la cocina, “mientras hagas el trabajo, a nadie le importa tu pasado”.
Eventualmente logró ser el chef ejecutivo de la pizzería The Down North, ubicada en Filadelfia, que resultó ser un lugar muy especial por más que solo las pizzas, pues en este restaurante se hace un esfuerzo para contratar exconvictos.
Un lugar con misión
Además de ofrecer las mejores pizzas del condado, la misión de Down North Pizza se caracteriza por contratar a gente con antecedentes penales e iniciar las conversaciones necesarias para que otros empleadores y empresas hagan lo mismo. Acerca de la misión de la pizzería, Michael dijo lo siguiente:
Down North Pizza se trata de buena comida. Tenemos pizza cuadrada estilo Detroit que le recuerda a la gente de los viernes de pizza de su infancia. Pero también se trata de entrenar, contratar y buscarle casa a gente como yo.
Otro de sus objetivos, y algo acerca de lo que Michael es particularmente apasionado, es educar a las personas acerca de la reincidencia criminal y cómo el sistema de justicia y la sociedad actual propician el clima para ello.
Es muy fácil volver a prisión por lo que se denominan ‘violaciones técnicas’, que son cosas como faltar a una cita con tu oficial de libertad condicional o no pagar las cuotas de supervisión.
Esparciendo un mensaje
El éxito de una pizzería donde la mayoría de los empleados son exconvictos permite que se inicien los diálogos necesarios para que las personas que salen de prisión y buscan regresar a la sociedad, y simplemente rehacer sus vidas, tengan las herramientas necesarias para hacerlo.
En este punto de mi carrera, podría obtener un trabajo en cualquier lugar de la ciudad. Down North Pizza me ha dado una voz. Me ha permitido hablar con mucha gente — reporteros, clientes, quien sea — acerca del sistema carcelario. Durante las últimas elecciones, muchos jueces vinieron. Ellos son una parte clave del sistema judicial y pude explicarles cómo es realmente vivir en ese sistema.
Segundas oportunidades
Los dueños de la pizzería, Muhammed Abdul-Hadi y Kurt Evans, querían crear un lugar donde los exconvictos pudieran encontrar una segunda oportunidad.
Lo que estoy tratando de hacer en Down North Pizza es crear un lugar para que nuestros chicos sean libres, que sean quienes realmente son. Que pasen un buen rato. Sabemos que no todo el mundo nos va a entender, pero no todo el mundo viene de donde venimos nosotros. Somos la prueba viviente de que puedes construir un negocio enfocándote en personas que han estado en prisión.