Toda la vida nos han dicho que seamos organizados. La organización siempre se ha catalogado como la llave directa al éxito y es algo que se nos ha inculcado desde el nacimiento. Por otra parte, ser desordenados nos condenaría a un rápido camino hacia el fracaso, así que: ¿qué de bueno tiene ser desordenado? Más de lo que crees. Estudios realizados por la Universidad de Minnesota el año pasado nos dan un nuevo punto de vista sobre esta cuestión.
Siempre ha habido esta especie de ‘leyenda urbana’ que considera a las personas con escritorios desordenados (por poner un ejemplo) con una alta afinidad para el razonamiento creativo. Para ser franca, yo pensé desde un principio que las personas con escritorios desordenados tenían que ser creativas para sobrevivir fuera de los límites de la organización.
Un montón de papeles por aquí y allá, libros sin acomodar, montañas de objetos de dudosa procedencia regados sin ton ni son por todo el lugar hacen del espacio una especie de campo de batalla.
Al ver ese lío en el escritorio no pensarías en esa persona como alguien tiene todo bajo control. Muchas veces cuando alguien es prácticamente incapaz de poner las cosas en su lugar y además es creativo, buscar (y encuentra) la manera de hacer todo -no sé cómo- en forma. Si bien puede parecer algo completamente ilógico para muchos, muchas veces el desorden de una persona es una especie de método creativo inconsciente.
La psicóloga Kathleen Vohs, de la Universidad de Minnesota, quien se dispuso a desacreditar esa leyenda urbana, no limitó su estudio únicamente al escritorio sino que, al ser ella misma de mente creativa, eligió pensar ‘fuera del escritorio’.
Usando el paradigma de la habitación desordenada, trabajó con una en desorden y otra ordenada. Tras una serie de ensayos, Vohs concluyó que las habitaciones desordenadas provocaron más pensamiento creativo, y mostró evidencia científica. La siguiente pregunta es: ¿qué es lo que constituye exactamente el ‘pensamiento creativo’ y cómo pasa un espacio de ser una pocilga a uno de ayuda?
El pensamiento creativo, en su forma más pura, es pensar fuera de las líneas de razonamiento convencional. Al considerar esto, no debería ser un gran shock que las habitaciones desordenadas que contienen artículos fuera de lugar promueven la creatividad.
Supongo que si prefieres echar la ropa en el suelo de tu habitación cuando el armario vacío está a sólo unos pasos de distancia, ciertamente estás pensando fuera de las lineas de razonamiento convencional, y ese mismo concepto se puede aplicar a la concepción más abstracta.
Obviamente el escritorio de Einstein lucía como si una novia despechada tuviera la misión de destruir su lugar de trabajo y lo hubiera ejecutado con mucho éxito. Sin embargo, no hay duda de la creatividad de Einstein.
El científico de origen alemán no estaba solo: Mark Twain también tenía un escritorio desordenado, tal vez aún más que el Einstein, y Twain fue una de las mentes más imaginativas de su generación.
Si Einstein y Twain no llaman la atención de la Generación Y, mencionemos a Steve Jobs. No es de extrañar que él haya inventado el iBook, ya que tenía problemas para mantener sus afectos. Y su escritorio y su oficina eran grandes desastres.
¿Qué significa todo esto para ti? ¿Trastes acumulados, basura y ropa sucia en las recámaras, papeles por doquier en el lugar de trabajo junto a la esperanza de un toque de genialidad? No necesariamente. La relación entre el desorden y la creatividad no es de ninguna manera causal. Ser desordenado no te despertará una mañana más creativo. Sin embargo, los dos tienen relación.
Si eres desordenado por naturaleza, tal vez encontrar un punto medio saludable entre el desorden habitual y la urgencia de limpiar es lo óptimo. Toma en cuenta que si pones freno a tu escritorio y tu mundo descuidado también podrías frenar algunas de tus tendencias creativas.
Por otro lado, el único camino para evaluar la eficiencia de tu ‘desastre creativo inducido’ es salir y experimentar por ti mismo. Así que adelante: haz que lluevan papeles y archivos importantes; tira tu ropa limpia en la habitación; provoca una explosión. Ya verás lo que sucede después.