Nosotros, los niños del medio, nunca somos los cool ni tampoco podemos ser los bebés lindos que consiguen recibir toda la atención en la familia. Sólo somos los hijos del medio. No tan especiales, ni los más jóvenes ni los más grandes: sólo somos nosotros.
Pero aún así, los hijos del medio sabemos que somos los más fuertes de todos. Tuvimos que pelear una dura batalla cuando éramos pequeños, porque no teníamos nada seguro. Nunca llegamos lejos con las tonterías y los llantos no iban a impedir que nos regañaran. Por eso, porque somos unos luchadores, ¡los hijos del medio debemos estar unidos! Podemos ser poco apreciados y constantemente hechos a un lado, pero nuestros hermanos mayores y menores no podrían sobrevivir un día en nuestros zapatos.
Aquí hay unas razones por las que el hijo del medio es en realidad el más fuerte:
1. Nos comparan con nuestro hermano mayor todo el tiempo
Nunca nos mimaron como a nuestro hermano menor, pero tampoco nos dieron la responsabilidad del hermano mayor. Todo lo que él hacía era considerado como ‘sorprendente’, ‘fascinante’, y ‘fantástico’. Siempre estuvimos bajo su sombra.
2. Cualquier cosa que hacía era considerada ‘rebelde’
Incluso si se trataba de algo tan simple e inocente como llevar una blusa entallada, o llegar 8 minutos después de la hora, todo lo que hacía era considerado como una rebelión. Generalmente resultaba la acusada, aún cuando no hubiera hecho nada para meterme en problemas a propósito. Terminé acostumbrándome a ser la ‘niña problema’.
3. Tenemos el extremo corto de la vara, así que somos malditamente resistentes
Todos los hijos del medio somos muy conscientes de que es nuestra suerte en la vida recibir el extremo corto de la vara. La mayoría de las veces estuvimos por nuestra propia cuenta; enmedio de cada una de las bromas y con nuestros hermanos conspirando en nuestra contra.
Sin importar la situación, estamos acostumbrados a que las cosas no sea hagan a nuestra manera, por lo tanto, ser la hija del medio nos convierte en resistentes: no nos derrumbamos bajo la presión, como el bebé de la familia, ni somos propensos a tener una cabeza tan grande como la de nuestros hermanos mayores. Sólo estamos plantados con fuerza y bien cimentados.
4. Somos muy buenos adaptándonos
“¡Guau! Mi hija del medio es una súper estrella! Realmente hace que sus otros hermanos se vean pequeños” –es algo que jamás se ha dicho.
Cuando eres la hija del medio, te utilizan para no ser notada. Te conviertes en el camaleón de todas las situaciones sociales. Eres flexible y tolerante, para que puedas adaptarte a cualquier cosa.
Aunque la mayoría de la gente piensa que los niños de en medio son unos seguidores, en realidad son grandes líderes. Estamos acostumbrados a formar nuestros propios grupos, y como nos llevamos bien con todo tipo de personas, tenemos amigos en todos los ámbitos de la vida.
5. No dejamos que las opiniones nos afecten
Cuando estás constantemente tratando con un hermano mayor que está siendo un idiota y un hermano menor que es una verdadera molestia, te sorprende cómo es que puedes manejar las tonterías. Sabes quiénes son las personas y lo que representan realmente rápido, aún cuando te hayan ubicado en medio en el asiento.
Por lo tanto, tú no puedes estar sentada ahí, como un sándwich, el resto de tu vida. No tienes por qué dejarte dominar por nadie.
6. Podemos mantener nuestro propio punto de vista en una discusión
La hija del medio no puede molestarse cuando se trata de una discusión. Estamos acostumbradas a ser la que toma toda la basura, así que sabemos cómo manejarlo. Cuando creces teniendo constantes discusiones con alguien, estás obligada a saber como manejar una.
Las del medio son los adultos más fuertes porque saben cómo voltear las cosas a su favor.
7. Una niña del medio tiene la personalidad más desarrollada
Los hijos del medio trabajan de manera más difícil para, literalmente, conseguir todo. ¿Sabes lo que te obliga a desarrollar una personalidad? Ser la hija del medio.
Dado que no estás siendo constantemente alabada, te ves obligada a hacer que las personas te presten atención. Las niñas del medio son las que tienen mayor dinamismo. Cuando eres la hija del medio, básicamente tienes que saltar desde la parte más profunda o quedarte sentada en el fondo. Nadie va hacerlo por ti.
8. No tenemos una gran cantidad de elementos de negociación con los padres
Hay algo acerca de ser la hija del medio que siempre te deja con muy poca influencia con la gente.
No teníamos el justificante del: “yo soy más grande”, y ciertamente no podíamos decir: “!Es que yo soy una bebé!” Estábamos en la categoría de los niños aburridos –justo, justo en el centro de las cosas. Teníamos que ser expertas negociadoras, basándonos en gran medida en la lógica de nuestra ternura o de “naturalezas responsables”. Sabemos cómo conseguir lo que queremos a través del poder de la argumentación racional, la estrategia y la astucia.
9. Las niñas del medio tienen que luchar por lo que quieren
A nosotras nunca se nos regaló nada. Nada vino fácilmente. Como la hija del medio, era mejor estar dispuesta a luchar con uñas y dientes.
Aprendemos muy rápidamente por lo que vale y no la pena luchar. Apreciamos las cosas que ganamos –hemos trabajado muy duro para conseguirlo, después de todo. Nunca esperamos nada. Siempre seguimos adelante y ganamos todo.
10. Sabemos cómo compartir todo
Los hijos del medio somos los mejores para compartir, porque nunca se nos permite tener nada para nosotros solos. Siempre hemos heredando algo que pasó después de nuestras manos al más pequeño.
Nunca nada es brillante o nuevo. Lo que es mio es tuyo… Nosotros no ponemos mucho valor en las cosas materiales. Sabemos lo que es importante en la vida.
11. Las halagos no es algo que estamos acostumbrados a recibir
Mira el lado positivo: Nunca somos lo peor en cualquier cosa. Pero tampoco somos lo mejor.
Siempre tendremos un fabuloso hermano o hermana mayor para que lleve en alto el nombre de la familia. Y siempre tendremos a un hermano o hermana menor que puede salirse con la suya.
Los hijos del medio perdemos todos los elogios. Tus padres dan lo mejor de ellos mismos para el primer hijo, se aburrieron contigo y luego trataron de expiar sus errores contigo concentrándose en el niño pequeño.
La hija del medio nunca recibe palabras en las que le digan lo especial o maravillosos que ella es, por eso debemos hacer que la gente vea nuestros puntos fuertes. El único halago que necesitamos es el nuestro.