Pareciera difícil de creer que una chica de apenas 1.45 metros viniera a revolucionar no sólo una disciplina olímpica como es la gimnasia, sino que se convirtiera en una de las sorpresas más grandes de los Juegos Olímpicos Río 2016, al punto de ser comparada por sus logros con la leyenda europea Nadia Comaneci.
Pero en la vida de Simone Biles no todo ha sido risas y grandes logros. A pesar de haber ganado 10 títulos mundiales y no haber perdido una sola competencia en la que ha participado, la chica de Columbus, Ohio, ha tenido que superar una dura historia familiar.
Su padre abandonó a la familia cuando ella nació
La gimnasta tenía apenas tres años cuando el departamento de servicios sociales de Ohio retiró la custodia de los cuatro hermanos a su madre Shanon, debido a su historial de alcohol y drogas.
Fueron seis años entre orfanatos
Hasta que su abuelo y su mujer adoptaron a Simone y su hermana Adria y se mudaron a Texas.
Su entrenadora Aimee Boorman la descubrió a los 6 años
A los 15 dejó la escuela pública y comenzó a estudiar en casa para tener más tiempo disponible para aumentar su entrenamiento de 20 a 36 horas a la semana.
Una carrera en ascenso
El esfuerzo muy pronto se vio reflejado cuando Simone ganó su primer título mundial y un año después sumó entre diversas disciplinas 10 títulos mundiales y dos olímpicos.
A la par de las mejores
A menudo la comparan con Nadia Comaneci, quien ganara 3 medallas de oro, una de plata y una de bronce en los Juegos Olímpicos Montreal 1976; y con Larisa Latynina, quién obtuvo 4 de oro, una de plata y un bronce en Melbourne 1956.
Nace una campeona
https://youtu.be/E6FVSgVwle8?t=2s
Si gana las cinco medallas de oro en Río 2016, superaría a las legendarias gimnastas, pero aunque no las consiguiera, no cabe duda que con su potencia, fuerza e indiscutible habilidad, Simone ya es una leyenda.