Isabella Nicola Cabrera, nació sin la mano izquierda y con un antebrazo muy corto pero sus ganas de querer tocar el violín inspiraron a su profesor de música de la escuela primaria en donde cursa el quinto grado en Virginia, Estados Unidos, para construirle una prótesis que le permitió mover el arco con el brazo izquierdo y tocar las cuerdas con la mano derecha, fue un buen intento, pero resultó pesada y poco práctica para la pequeña.
Mientras tanto en la Universidad George Mason, a Abdul Gouda y sus compañeros de bioingeniería les preocupaba encontrar un proyecto para cumplir uno de los requisitos que la les pedía para graduarse. Y entonces sucedió…
Una casualidad formidable
En busca de una opción más práctica, el profesor de música de Isabella regresó a su alma mater (Universidad George Mason) y se encontró con el equipo de Gouda. Aunque en un principio les pareció algo complicado, el proyecto se fue desarrollando.
“En cierto modo, es mucha presión… Tienes a una pequeña que cuenta contigo y espera resultados”.
Comentó Gouda.
El equipo de bioingeniería, conformado por Abdul Gouda, Mona Elkholy, Ella Novoselky, Racha Salha y Yasser Alhindi, desarrolló varios prototipos basados en proyectos similares; consultó con Isabella cuestiones como el peso y características necesarias, y también buscó la ayuda de Elizabeth Adams, una profesora de música de Mason para definir lo que se necesitaba para tocar con elegancia.
Un resultado impresionante
La versión final de la prótesis de Isabella pesa entre 30 y 50 gramos, fue construida en una impresora de tercera dimensión en color rosa fucsia y se le integró el texto “accesorio de Isabella” en el antebrazo. El día que la recibió tocó algunas escalas y compases del Himno de la Alegría, de Beethoven.
“Oh, mi Dios, esto está mejor… Me siento bendecida por tener este maravilloso grupo”.
Explicó Isabella al usar su prótesis.
Pero no todo quedó ahí: el equipo le regaló un aditamento intercambiable para bicicleta y sostener los manubrios y poder andar en ella.
“Nunca le dije que no, le dije que podía tratar, (pero) que no había una garantía de que la escuela pudiera hacer una adaptación… Con estos pequeños milagros, puede seguir adelante”.
Dijo Andrea Cabrera, la mamá de Isabella.
“Sentí desde el principio que podría tocar… Siempre he sido perseverante”.
Comentó Isabella.
Un video demuestra su talento
La pequeña que quiso aprender a tocar instrumentos de cuerda, desde que inició el programa en su escuela primaria, piensa en ser una violinista profesional o aprender a tocar otros más.