Existen historias que parecen haber salido de la mente de un escritor con mucha imaginación, como ésta, que se desarrolla en la pequeña ciudad de Socorro, en Brasil, en donde se gestó un milagro cuando nació la pequeña Valentina.
Gabriela Andrade nació con síndrome de Down y su esposo Fabio Marchetti de Moraes tiene retraso mental después de un accidente cerebrovascular al momento de nacer. A pesar de tener todos los pronósticos en contra, hace ocho años concibieron a la hermosa y saludable Valentina.
Gabriela y Fabio se conocieron en la escuela de la Asociación de Padres y Amigos de niños excepcionales. Aunque desde un principio se gustaron, el joven se fue a otra escuela y cuando regresó tuvo que luchar por su chica, pues Gabriela salía con otro chico.
Al poco tiempo volvieron a ser pareja y desde el principio su relación fue intensa, aunque nadie se preocupaba por un posible embarazo porque las mujeres con síndrome de Down tienen una posibilidad entre 25 y 50% de tener un hijo.
Cuando Gabriela comenzó a subir de peso y su madre Laurinda pensó que estaba comiendo más, hasta que un día Fabio comentó que el vientre de Gabriela le había dado una patada. Cuando fueron con el ginecólogo, la chica tenía 6 meses de embarazo y la noticia los estremeció.
Después de la sorpresa inicial y la preocupación por cómo serían las cosas, Laurinda se sorprendió con la naturalidad que su hija tomó el embarazo.
“Su forma de ver la vida es más simple que la nuestra. Nunca he visto a una pareja disfrutar tanto su paternidad. Mi hija llevó el proceso con mucha calma y estaba muy feliz”.
Valentina nació un mes antes de lo que esperaban, pero lo mejor fue que no es completamente sana, pues no heredó ninguna discapacidad. Aunque al principio la justicia brasileña impidió a Fabio que la registrara como suya porque consideraba que el joven no era apto para cumplir su rol de padre, unas semanas después de lucha legal y mediática, cambió su dictamen.
Ahora son una familia feliz como cualquier otra, aunque Gabriela ya no tendrá más hijos y para ello se sometió a una intervención quirúrgica. Por ahora, todo el esfuerzo de la pareja está puesto en dar atención a Valentina.