Cuando las enfermeras de Stasia (o Nana, de cariño) le preguntaron cuál era su sueño más grande, ella respondió que estar en la boda de su nieta, Tara Foley. Lamentablemente, esto no sería posible ya que a su avanzada edad volar sería riesgoso para su salud e, incluso, podría ser fatal.
Por eso Tara no lo pensó dos veces: hizo las maletas, empacó su vestido de novia y visitó a su abuela para que pudiera verla tal y como si caminara hacia el altar.
Nana tenía un solo deseo antes de partir
Cuando Matthew Bars le pidió matrimonio, Foley hizo lo que toda prometida hace: imaginarse vestida de blanco y rodeada de todos sus seres queridos, incluyendo a Nana, quien estaba internada en un hospicio.
Pero el sueño de la novia y de la abuela fue obstaculizado con la advertencia de las enfermeras; su abuela tenía prohibido viajar porque su corazón de 102 años podría fallar a causa de la altura. Esto significaba que no podría hacer realidad su último deseo.
Entonces su nieta decidió sorprenderla
La mujer admitió que, en el fondo de su corazón, intuía que su abuela se aferraba a la vida solo para verla casarse. Así pues, sin avisarle a nadie, la futura novia contrató los servicios de una pareja de fotógrafos, reservó un vuelo para reunirse con Nana y le mintió a su familia y amigos sobre adónde iba, pues quería que esta reunión especial fuera una sorpresa.
Ni siquiera le importó que al vestido le faltaran los últimos detalles y que no le amoldara pues sabía que el tiempo no estaba de su lado.
El lazo que une a dos seres que se aman es irrompible
Las palabras no pueden expresar lo mucho que ese momento significó para mí y cuánto lo voy a atesorar por el resto de mi vida. Su expresión y el sonido de su risa están grabados por siempre en mi mente, y el amor entre nosotras vivirá eternamente en mi corazón. Este fue uno de los mejores días de mi vida.
Fue el último día que se vieron
Cuando le dije adiós esa noche creo que ambas intuimos que sería la última vez que nos veríamos. Sostuvo mi rostro entre sus manos, me miró directo a los ojos y me dijo: ‘te amo mucho’, y 27 días después murió. Tengo tanta suerte de que este sea mi último recuerdo con ella. ¡Era una mujer más que extraordinaria! Te amo, Nana, por siempre y para siempre.
Los recuerdos mantienen vivos a los que se fueron
Cuando Stasia falleció, Tara hizo acopio de todas sus fuerzas para no revelar el secreto de la sesión fotográfica hasta el día de su boda.
Para sus padres, su hermano y su cuñada fue una sorpresa agridulce, pues aunque su ausencia los llenaba de tristeza fue un bonito homenaje para mantener su recuerdo cerca en un día tan importante. Además, de alguna manera, este gesto les daba la certeza de que el espíritu de Nana los acompañaría toda la vida.