El Covid-19 le ha quitado a muchos la oportunidad de despedirse de sus seres queridos, lo cual hace que la partida sea todavía más dolorosa.
Por eso Sam Reck decidió arriesgarse y ver una última vez a su esposa Alice JoAnn, porque después de compartir con ella 30 años de su vida no iba a dejarla ir sin decirse un último “adiós”.
Su historia comenzó con un baile
JoAnn estaba deprimida después de haber perdido a James, su primer esposo. No tenía ánimos de hablar con nadie ni de salir de casa, pero el pastor de su iglesia la convenció para que lo acompañara a una fiesta y pudiera distraerse un poco.
Fue ahí donde conoció a Sam Reck, un encantador hombre que la invitó a bailar. Inmediatamente conectaron y desde ese día se volvieron inseparables. De acuerdo con Scott Hooper, hijo de JoAnn, Reck la llevó de viaje por todo Estados Unidos para tocar en festivales de música bluegrass, y le devolvió las ganas de vivir.
La demencia senil los alejó
Poco a poco la mente de JoAnn se fue apagando y la demencia llamó a su puerta. Entonces tuvo que dejar su casa y mudarse a un asilo a unas cuantas cuadras, donde Sam la visitaba todos los días. Pero cuando inició la cuarentena por la pandemia de coronavirus tuvieron que separarse por la seguridad sanitaria impuesta.
Después de cuatro meses de solo verse por videollamadas, Alice enfermó de Covid-19 y su esposo supo que los días estaban contados, así que pidió a las enfermeras que le permitieran despedirse de su amada cara a cara.
Tomar su mano fue un gran regalo
Scott no quería que Sam también enfermara y trató de disuadirlo, pero no tuvo éxito. Sam, de 90 años, estaba dispuesto a arriesgarlo todo por ver una última vez al amor de su vida. Así que sus cuidadoras cumplieron su más grande deseo.
Cuando por fin pudo estar con ella, no paraba de repetirle lo mucho que la amaba y lo feliz que estaba de mirarla una vez más a los ojos. Esa fue la última vez que se vieron.
Finalmente están juntos
Tristemente pasó lo que la familia más temía. Tres semanas después de que se despidió de JoAnn, Sam también murió de coronavirus y partió para reencontrarse con ella y no volver a separarse nunca.
Después de que dio positivo a Covid-19 le pregunté si se arrepentía de haberla visitado en el hospital. Sin dudarlo respondió: ‘Ni por un segundo’. Dijo que sin importar lo que pasara se sentía feliz de haberse despedido y sostenido su mano una vez más.
Gracias, Sam, por todo lo que hiciste por nuestra familia y por amar tanto a mi mamá. Te amamos. Sé que te has reunido con ella y ahora tocan ‘bluegrass’ juntos.
—Scott Hooper, hijo de Alice JoAnn