Aún es difícil de creer que ya no estás. Sigo deseando despertar de esta horrible pesadilla, que alguien me diga que sólo ha sido un mal sueño y aún estás aquí, pero no. Es real y duele más que mil cuchillos atravesando mi cuerpo. Te has ido abuela, y jamás volverás a estar a mi lado.
A veces pienso que serás tú la que contesta el teléfono cuando llamó y que de nuevo volveré a escuchar tu voz, pero luego me doy cuenta que lo único que escucharé es el tono de llamada cuando nadie responde. Quisiera tener el poder de retroceder el tiempo y llamarte más veces de las que lo hice; hacer más largas esas conversaciones por teléfono. Llamarte por cualquier motivo, aunque sea para saber cómo estabas o qué estabas haciendo.
A veces creo que te encontraré sentada en el sillón de la sala cuando salgo de mi cuarto un domingo por la mañana; que podré volver a sentir ese cálido abrazo al saludarte y ese tierno beso en mi mejilla. Pero no, lo único que encuentro es el sofá vacío como esperando a que llegues y te sientes una vez más.
Desearía haber aprovechado más el tiempo a tu lado. Haber pasado más tiempo escuchando tus anécdotas, sentarme junto a ti tan sólo para hacerte compañía. Desearía alargar más esos abrazos que me hacían sentir que estaba en casa. Haberte pedido más consejos, o simplemente desearía haberme quedado más tiempo a tu lado mirándote, tomando tu mano y sintiendo tu respiración. En verdad me gustaría haber tenido más tiempo junto a ti, te fuiste demasiado rápido de mi vida. Mucho antes de lo que algún día imaginé.
Quisiera poder entrar a tu habitación de nuevo, sentarme a ver la tele junto a ti, esos programas que tanto te gustaban y que, debo confesar, a mí me parecían aburrídisimos. Charlar contigo de las cosas de la vida. Preguntarte tu opinión acerca de lo que estaba haciendo de mi vida, si creías que era o no lo mejor para mí. Preguntarte que esperabas de mí y llenarme de tu experiencia. Seguir tu ejemplo, ese que siempre nos dejaba reflexionando acerca de lo difícil que puede ser la vida, pero que siempre se puede salir adelante cuando se desea.
De verdad daría todo por volverme a sentar en la mesa a degustar esos deliciosos platillos que sólo tu sabías preparar. Jamás volveré a comer algo tan delicioso como lo que tu nos hacías con tanto amor. Me gustaría agradecerte todas las veces que cuidaste de mí, que me defendiste de mamá y me hiciste sentir protegida.
Quisiera volver a escuchar tu risa cuando te contábamos algún chiste. Ver como los ojos te brillaban de lo orgullosa que te sentías de tu familia. Desearía que hubieras estado a mi lado el día de mi graduación y haberte dado la noticia de mi primer trabajo. La vida es tan injusta que te perdí en los mejores años de mi vida, mi futuro esposo no te conocerá y mis hijos no tendrán el honor de haber conocido al ser más maravilloso que habitó este mundo.
Sé que siempre estuviste orgullosa de mí, y que desde donde estás lo sigues estando. Siempre estuviste dispuesta a apoyarme incondicionalemente y a hacer todo porque estuviera feliz. Tengo tantas cosas que agradecerte que no acabaría. Hay tantas palabras que se quedaron en mi garganta y no pudiste escuchar. Aún quedaban tantas aventuras que jamás podré compartir contigo, pero aún así siempre estarás presente en mi vida.
A ti te dedico todos mis triunfos, los que he tenido y los que tendré a lo largo de mi vida. Sólo me queda decirte que fuiste, eres y siempre serás la mejor, y aunque me falto mucho más tiempo por compartir a tu lado, siempre estarás conmigo, porque como dicen por ahí: una persona jamás morirá mientras viva en tu corazón. Te amo por siempre abuela.